22 ene. 2025

Recordar a los ausentes y clamar por el fin de la violencia

El tiempo de la Navidad es sinónimo de alegría y de reencuentro familiar; es una ocasión para compartir los afectos y las esperanzas en los hogares. Hoy más que nunca debemos tener presentes a los más necesitados, a los que más sufren, los que soportan ausencias. La pandemia del Covid se cobró más de 16.500 vidas, víctimas no solamente de la enfermedad sino también de la desidia del Estado y de un sistema de salud deficiente. También es momento de recordar a las personas que siguen secuestradas en manos de grupos criminales armados y exigir la liberación de: Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Óscar Denis. Navidad es un momento propicio para recordar a las víctimas de la violencia: 35 mujeres que dejan a 61 niños huérfanos son cifras que demandan mayor compromiso para garantizar el derecho a la seguridad y a condiciones de vida digna en el país.

Esta es la segunda Navidad en pandemia por el Covid-19 que vive la humanidad. En el Paraguay han regresado los encuentros y los abrazos familiares, gracias a que se han podido bajar los contagios, y pese a los riesgos que suponen las nuevas variantes del Covid circulando.

No obstante, no se puede dejar de mencionar a las familias que siguen llorando ausencias, a los más de 16.500 fallecidos por la enfermedad y que no recibieron a tiempo las vacunas. Esta será para siempre una deuda de este Gobierno y también de los anteriores que no han sido capaces de invertir en una salud pública de calidad para la población.

En esta Navidad se debe volver a destacar que, en los momentos más difíciles y duros de la pandemia, la generosidad y la solidaridad del pueblo paraguayo sostuvieron a los enfermos y a las familias de los enfermos, con ollas populares y tallarinadas. Cuando los enfermos agonizaban en los pasillos de los hospitales y no alcanzaban ni el oxígeno ni los medicamentos, se debe destacar la fortaleza y el compromiso del personal de blanco también, el que trabajó hasta la extenuación.

Así también, en la mesa navideña hubo tres ausencias especialmente sentidas, las de las tres personas que permanecen secuestradas en poder de los miembros del grupo armado criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y otras bandas vinculadas. El policía Edelio Morínigo cumple hoy, día de Navidad, 2.731 días de cautiverio; el ganadero Félix Urbieta cumple 1.900 días, y el ex vicepresidente de la República Óscar Denis Sánchez llega a los 473 días.

Las familias se encuentran ya desesperadas ante la falta de noticias de sus seres queridos desde hace tanto tiempo, y su angustia es indescriptible. Los reclamos y los cuestionamientos al Gobierno, a las fuerzas de seguridad, a la Fiscalía y la Justicia, por no obtener la liberación de las personas, se repiten pero son ignorados por las autoridades.

Hay que seguir exigiendo al Gobierno, a que redoble sus esfuerzos para dar respuestas sobre Óscar Denis, Félix Urbieta y Edelio Morínigo, y para que resuelva de una vez el interminable conflicto armado que afecta a las posibilidades de desarrollo en la zona Norte.

Además de la pandemia por el Covid-19 en el Paraguay estamos viviendo una epidemia de la cual no nos estamos percatando. Esta Navidad también estamos viviendo un vergonzoso récord: en feminicidios. Doblando las cifras del año pasado se registró este año un total de 35 feminicidios, y en total las muertes de estas mujeres dejaron 61 niños huérfanos, según los más recientes datos del Observatorio de la Mujer del Ministerio de la Mujer. Pero ni la ley ni las instituciones están logrando detener los feminicidios, por lo que es evidente que se requiere un trabajo más coordinado por parte de los distintos organismos del Estado para frenar la racha de violencia criminal.

Todas estas ausencias demandan un mayor compromiso, sobre todo para garantizar el derecho a vivir una vida en digna en el país.

Ojalá que este tiempo de la Navidad sea sinónimo de alegría y de reencuentro familiar y ocasión para compartir los afectos y las esperanzas en los hogares.

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