03 feb. 2025

Recuperar la memoria para no repetir pasado de autoritarismo

Hoy más que nunca se hace necesario hacer un ejercicio de memoria. A 36 años de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner, es esencial recordar lo que fue el régimen autoritario, y una herencia que sigue marcando nuestra vida política, social, económica y cultural. En estas más de tres décadas mucho se ha repetido que la dictadura cayó, pero el stronismo sigue presente. Precisamente este es el gran desafío, no permitir que vuelva a instalarse en el Paraguay el autoritarismo que tantas voces acalló durante aquel régimen del horror.

En la madrugada del 3 de febrero de 1989, un golpe de Estado acabó con la dictadura del general Alfredo Stroessner (1912-2006) y fue el inicio de un nuevo tiempo para el Paraguay. El general Andrés Rodríguez se había levantado en armas en contra de su consuegro en plena noche de la Candelaria y puso fin a 35 años de la sangrienta dictadura. Aquella madrugada el país atento escuchó la proclama de un general quien, si bien hablaba del respeto a los derechos humanos, claramente también proclamó reunificar al Partido Colorado en el Gobierno.
Lamentablemente, este era uno de los pilares de la dictadura: el Partido Colorado. A través de la captura de las instituciones del Estado por parte de la Asociación Nacional Republicana (ANR), Partido Colorado, y con la identificación del partido con el Gobierno se forjó una de nuestras mayores desgracias: la cultura del clientelismo y el prebendarismo. De esta manera, durante la dictadura manejaban el país, adjudicándose el manejo del Estado y sus instituciones, repartiendo cargos, favores y privilegios. Nada funcionaba en el país sin el carnet de la afiliación.

La reciente entrega de un termo con dinero a los dirigentes de seccionales, repartidos en la residencia presidencial de Mburuvicha Róga, es más que una anécdota, es una prueba de que no se ha logrado superar la funesta práctica del prebendarismo.

El actual escenario es preocupante, ya que es notoria la conquista de espacio por parte de la ANR, tras las elecciones del 30 abril de 2023, y el control absoluto de los tres poderes del Estado. Este copamiento de un solo sector es un peligro para la democracia.

Al inicio de este gobierno con mayoría colorada absoluta, se esperaba, de parte de quienes ostentan la mayoría en el Congreso, que la ejercieran sabiamente y con racionalidad, que fueran generosos y antepusieran siempre los intereses del pueblo paraguayo por encima de sus propios intereses políticos y económicos. Hasta el momento esto, tristemente, no ha sucedido. No se ve en el Parlamento la intención y vocación de mejorar la calidad de vida de la población, ni que dirijan sus esfuerzos en hacer posible que el país alcance mejores niveles de desarrollo, para que los paraguayos puedan acceder a una vida digna y con bienestar.

Nuestra democracia se enfrenta asimismo a otro peligro, uno que no se generó recientemente: la corrupción, esa perversión que mata y empobrece al pueblo.

Dicen los historiadores que la corrupción existió desde tiempo de los españoles, pero con el dictador Alfredo Stroessner se institucionalizó en el Paraguay, ya que con esta práctica este logró mantenerse en el poder durante 35 años.

Decimos con frecuencia que una democracia imperfecta siempre será mejor que una dictadura. Por eso, debemos recuperar la memoria, como un homenaje a aquellas mujeres y hombres que hicieron grandes sacrificios por la construcción de esta democracia.

Hay muchas deudas pendientes, particularmente en el ámbito social, con la educación, la salud y el empleo, pero hoy nos estamos enfrentando a amenazas que están poniendo en peligro a la democracia misma, y al Estado de derecho.

A 36 años del día que cambió el rumbo de la historia, debemos recuperar la memoria de una sangrienta dictadura y comprometernos contra las amenazas de la corrupción y, su hermana, la impunidad; así como también el creciente poder de la mafia, el narcotráfico y el crimen organizado en nuestras instituciones.

Porque el pueblo paraguayo tiene derecho a vivir en paz, con dignidad y bienestar.

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