“Nosotros evaluamos qué tipo de asistencia podemos darles. En estos momentos se trata de kits de alimentos y un pequeño subsidio para que puedan seguir en las viviendas que alquilan y no pasar a situación de calle”, explicó Marta Ferrara.
Las bolsas de alimentos no imperecederos y de artículos de limpieza son preparadas en las oficinas de Semillas para la Democracia.
Los víveres son proveídos por la Conare, que también se encarga de suministrar una constancia de circulación para que los refugiados puedan desplazarse hasta la sede de la organización a retirar la ayuda. “En su mayoría son personas en situación de vulnerabilidad económica, porque son trabajadores informales y al igual que muchísimos de nuestros compatriotas están con muchísimos problemas, debido a que no están teniendo trabajo”, explicó.

Ferrara invitó a quienes puedan colaborar con este segmento de la población a comunicarse con Semillas a través de la línea de emergencia habilitada. “Si pueden donarnos ropa también, antes de que venga el frío, y alimentos no perecederos”, dijo.
El subsidio Ñangareko que está dando el Estado para ayudar a las familias de escasos recursos no es para extranjeros, recordó.
Explicó que cada refugiado alquila por su cuenta un lugar donde vivir. “En Paraguay no hay ningún hogar del migrante o del refugiado donde recibirlos”, explicó.
En diciembre pasado, la Conare aprobó otorgar refugio a 720 venezolanos (de ellos 112 son niños), además a 4 cubanos. Todos, de más de 750 casos pendientes.
Ferrara dice que algunos de ellos se han instalado en el sur, hacia Itapúa, otros están en Ciudad del Este, y la mayoría en Asunción y Central.
Calcula que habría unos mil refugiados actualmente.