Un nauseabundo olor que despiden las materias en progresiva descomposición caracteriza a estos campamentos humanos habilitados en diferentes puntos de la capital.
Según el testimonio de la gente que habita estos sitios, la recolección es muy irregular y hace que los desechos se vayan depositando en esquinas, en pasillos y en las mismas veredas, lo que genera una situación de alta insalubridad.
Este panorama de contaminación se observó en las faldas del cerro Lambaré, donde enormes cerdos comen entre los desperdicios y a lo largo de la avenida 21ª Proyectada, con basura casi en cada intersección. En el cruce con Antequera incluso se colocó un contradictorio cartel que insta a la ciudadanía a luchar contra el dengue, chikungunya y zika.
También en el asentamiento del club General Pablo Rojas, en Roberto L. Petit, sitio en el que un contenedor ya está totalmente desbordado y atrae alimañas como moscas, mosquitos y hasta ratas.
Desde la Dirección de Aseo Urbano de la Comuna capitalina indicaron que la recolección se realiza pero que a las pocas horas los desechos son arrojados de nuevo en la vía pública.