Casi la totalidad de los registros de la Essap que se encuentran sobre las veredas están sin tapas debido al robo generalizado por parte de personas que las venden de manera clandestina a fundiciones de hierro, a un precio unitario que oscila entre los G. 20.000 y G. 25.000.
Esta situación se constituye en un peligro para los peatones, sobre todo de personas con discapacidad o gente de la tercera edad, debido a que queda un profundo agujero en la acera de difícil visualización en horas de la noche.
Esto se torna aún más riesgoso en zonas donde se tienen complejos de departamentos, ya que existe una gran cantidad de estos medidores en los espacios públicos que quedan abiertos.
Las autoridades de la empresa aguatera estatal indicaron que el 95% de esas tapas fueron saqueadas y que en la actualidad el criterio ya no es reponerlas, sino cambiarlas por otras de fibra de vidrio y plástico, materiales que no son apetecidos por quienes las roban.