30 dic. 2024

Reguladas y unidades en pésimo estado son la realidad de usuarios

Los usuarios del transporte público en el Paraguay nunca han sido una prioridad para las autoridades. Sus quejas, reclamos y sus necesidades no figuran en la agenda de ningún político como tampoco en la de ninguna autoridad electa. Es por eso que las personas que utilizan el transporte público siguen siendo víctimas de las reguladas y también del mal estado de las unidades, particularmente de los buses diferenciados que cobran un pasaje más elevado. Necesitamos políticos que trabajen por el bien común y no solo por sus intereses.

No cesan los reclamos de los usuarios del transporte público, quienes, pese a que autoridad alguna les toma en consideración, siguen denunciando que deben pagar más por el pasaje en unidades diferenciales; sin embargo, el servicio es pésimo. Muchas de estas unidades se encuentran en un estado muy descuidado; además, con el inicio de la temporada de calor extremo los pasajeros resienten la falta de aire acondicionado en las unidades debido a que le falta mantenimiento. Sin aire acondicionado, ventanas cerradas y el ómnibus repleto los empresarios, no obstante, no dudan en seguir cobrando un pasaje más caro.

Los pasajeros piden, debido a esta situación, una mejor fiscalización de los técnicos del Viceministerio de Transporte; sin embargo, desde la institución alegan que se hacen los controles y que todo está en orden.

Los pasajeros se reafirman en sus denuncias de que no existe el servicio diferencial, que proliferan los vendedores ambulantes, el aire acondicionado no funciona y las unidades están muy descuidadas.

Otro aspecto que afecta a las personas que utilizan el transporte público es la inseguridad. En los últimos meses se ha visto un aumento de incidentes en los que se denuncian robos a los pasajeros; los malhechores muchas veces se hacen pasar por vendedores ambulantes y atacan a los pasajeros con armas blancas o de fuego.

Un capítulo aparte es la situación de las reguladas. Aunque oficialmente para el Gobierno no existen, la realidad en las calles lo desmiente. Las reguladas ya se han prácticamente normalizado, pese a los múltiples reclamos de la ciudadanía. Los pasajeros se ven obligados a salir muy temprano en la mañana para conseguir subir al bus, pues, debido a la regulada, los colectivos siempre van repletos. Lo más difícil es sin embargo la hora del regreso al hogar, pues los usuarios que salen por la noche de sus trabajos deben esperar por largas horas el colectivo y muchos quedan varados en las paradas porque sus buses dejan de operar sin previo aviso.

El Viceministerio de Transporte había anunciado con grandilocuencia que se iba a reforzar el servicio nocturno, pero eso nunca pasó de promesas. La realidad es que el ciudadano se ha quedado solo, abandonado y a expensas de un servicio que debería ser público, pero en realidad es un servicio pensado solamente para el beneficio de los empresarios privados del transporte.

El caos en el tránsito, y particularmente en esta época del año, constituye un nivel de agobio particular para quienes deben soportar varias horas en una unidad del transporte sin aire acondicionado, en unidades repletas y movilizándose a paso de peatón por los embotellamientos. Se supone que una alternativa al caos del tránsito podría ser la aplicación del horario escalonado, que sin dudas se presentaba como una solución provisoria para mitigar el caótico congestionamiento del tránsito en Asunción y la Gran Asunción. El horario escalonado sin embargo pasó a ser otra promesa más que las autoridades olvidaron, pese a todos los debates y las discusiones respecto a las ventajas que podría tener, particularmente en el sector educativo.

Los ciudadanos de este país se merecen servicios eficientes, y el del transporte público es esencial para el bienestar de la población. El Paraguay es un país con abundantes recursos que podrían hacer realidad un eficiente servicio de transporte público, pero para que eso suceda primero necesitamos autoridades nacionales y municipales verdaderamente comprometidas y que sean capaces de comprender las necesidades del ciudadano y así también entender su cotidiano padecimiento.