28 abr. 2025

Relajo

Brigitte Colmán – @lakolman

Relajamiento. La mayoría de los  concurrentes ayer   no respetaron el distanciamiento recomendado y el uso de mascarillas en zona de la playa municipal de San Bernardino.

Relajamiento. La mayoría de los concurrentes ayer no respetaron el distanciamiento recomendado y el uso de mascarillas en zona de la playa municipal de San Bernardino.

Informan los diarios que el relajamiento se intensifica en los días feriados y en las ciudades veraniegas. Se refieren a nuestras dos ciudades veraniegas por excelencia: San Bernardino y Encarnación.

La primera tiene un lago contaminado, pero como tiene pedigrí (¿?) muchos están convencidos de que hay que ir para allá cueste lo que cueste; y en cuanto a Encarnación, tiene un río caudaloso y playas bien cuidadas. Las fotos aéreas del fin de semana mostraban el distanciamiento adecuado de las sillas de playa.

Aunque supongo que cada arroyo a lo largo y ancho de la República habrá recibido a los visitantes que llegaban ansiosos en busca de un refrescante baño, y es probable que se haya dado alguna que otra aglomeración también; y, sin duda, que hubo tereré compartido y latitas del líquido vital que pasaron de mano en mano. Porque algunos se ven obligados a chapotear en un arroyo que solo Dios sabe si es apto para el uso recreativo, y a aguantar el reguetón del vecino. Es lo que hay.

Porque en este país nunca sus gobernantes se han preocupado por sus gobernados, que son los que votan por ellos y después los mantienen con sus impuestos. Por eso no hay amplios espacios verdes, lugares de esparcimiento, parques o arroyos y playas seguros y limpios para la gente.

Los políticos solo piensan en las próximas elecciones y en cómo seguir esquilmando. Mientras, las multitudes de corta memoria se quejan por el calor, los mosquitos, los cortes de agua y luz, y por no tener un parque cerca de su casa para sacar a pasear a los chicos.

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Los medios se hicieron eco de las fotos en las redes sociales en estos días. Por eso concluyeron que hubo un “importante relajamiento social en tiempos de Covid-19”.

Sucede que la gente es bastante esnob. No les basta con ir a una fiesta clandestina, no les basta con ir a un lugar y estar aglomerados escuchando una música espantosa; no les basta y entonces publican sus fotos en Ig para que les vea todo el mundo. Porque angá son tan insensatos e insensatas que ni se dan cuenta de lo que realmente están haciendo: van se contagian del coronavirus y vuelven a sus casas y les contagian a sus padres, abuelos y demás parentela. Después, cuando se muere la abuela porque ya no había ni un espacio disponible en UTI le culpan al Gobierno.

El Gobierno tiene mucha culpa. Tiene culpa en diversas áreas que afectan a nuestras vidas y, sobre todo, a nuestra calidad de vida. Pero de la pelotudez del esnob que se va a una fiesta en San Ber al menos no le podemos culpar a MAB. Eso sí, podemos culparles a la Policía y a la Fiscalía, a esas dos instituciones por no ser más estrictos en controlar a los chetos esnobistas. Porque es evidente que la Policía y la Justicia solo intervienen cuando los González o los Colmán van a apachurrarse en un balneario.

La cuestión es que, después de diez meses, todos ya sabemos cómo cuidarnos. Entonces, ves gente aglomerada sin medidas de distanciamiento y sin usar tapabocas, cuando sabemos que a Paraguay las vacunas no van a llegar hasta quizá dentro de tres meses; y te acordás de todo el sacrificio de la gente que se quedó sin trabajo, de las ollas populares, de la gente que realmente se cuida y se abstiene de andar rejutándose con la familia o con los amigos, o la incesante labor de enfermeras y médicas y médicos, y entonces te da bronca ver a tantos kamikazes.

Este verano puede llegar a ser muy tremendo si los idiotas que se aglomeran no le bajan un cambio. Porque el descontrol de la temporada con sus ingredientes conocidos de menores al volante, parlantes a todo volumen y gente alcoholizada causando accidentes y colapsando el Hospital de Trauma tiene este año el marco de una pandemia.

La cereza de la torta llega volando, es el Aedes aegypti, un viejo y nefasto conocido por estos lares.

La amenaza es real; por eso, mejor quedate en tu casa y limpiá el jardín, pero si tenés que salir, usá el tapabocas y ponete el repelente.