La pérdida de valor de la moneda local es un fenómeno con el que los argentinos conviven desde hace décadas.
SUSPENSO. Pero con la inflación disparada y las diferencias entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner cada vez más hondas, la renuncia del ministro Martín Guzmán, artífice de la renegociación de la deuda externa, se vivió como un filme de suspenso.
“Fue el domingo más largo de mi vida”, admitió Sacco, quien dice haber pasado el fin de semana en zozobra, “sin saber si levantar o no la persiana el lunes pensando en una catástrofe”.

Guzmán renunció el sábado, mediante una carta publicada en Twitter.
Pese a todo, “no hubo un terremoto. Ventas hay, más que nunca. La gente compra igual porque sabe que si espera, el precio va a aumentar. ”Los precios ya habían aumentado 15% hace unas semanas y sumaron ahora un ‘retoque’ para promediar 20%, aunque los importados saltaron hasta 30%”, señaló el comerciante.
Argentina tiene rígidas restricciones a la compra de divisas y coexisten varios tipos de cambio. Mientras el tipo de cambio oficial muestra un dólar a 132 pesos, la divisa estadounidense tocó el lunes los 280 pesos en el mercado negro y el conocido como dólar ‘blue’ o informal se estabilizó luego en torno a 255 pesos, 15 unidades por encima de la cotización del viernes
En reemplazo de Guzmán fue nombrada el domingo por la noche Silvina Batakis, una economista de 53 años cercana a la vicepresidenta, que en sus primeras declaraciones dijo que dará continuidad al actual rumbo económico del gobierno de centroizquierda.
Sensibles a cualquier señal tras crisis económicas recurrentes, la reacción de los argentinos fue salir a comprar ante el temor de mayores alzas de precios.
Fernando Agote, dueño de una ferretería, dijo que si bien hubo “compras nerviosas sin mucho caso al aumento de precios, las cosas se van calmando”. Solo uno de sus proveedores cerró las ventas el lunes. “Hubo muchos nervios, mucha especulación, nadie sabe adónde están los verdaderos precios, no se fijan por costos”, admitió.
En una pinturería propiedad de una cadena en el barrio de Floresta, las remarcaciones de precios también rondaron el 20%. Pero las ventas, no menguaron.
Aunque descuenta que la semana próxima se normalizará la provisión, “van a cambiar todas las condiciones de precio y de pago”, aventuró Leo, el encargado.
VENTAS. Con más de 20 años en el rubro, Leo ya vivió varias crisis económicas. “Esta tiene la particularidad de que la gente tiene plata, consume, en estos días vendimos como locos, los canales digitales (ndlr: compras web) explotaron de pedidos”, afirmó.
En Argentina está fresco el recuerdo de la crisis de 2001, la peor de su historia, cuando en medio de la hiperinflación el país declaró el mayor default soberano del que haya registro. El cambio de ministro coincidió con el pago a los asalariados de la mitad del aguinaldo anual, que potencia el consumo en esta época del año. A esto se suma la decisión de muchos argentinos de comprar para adelantarse a las alzas de precio.
Las subidas de precio se hacen más notorias en los productos importados que se pagan en divisas.
La inflación acumulada de Argentina este año es de 29,3% hasta mayo, pero en alimentos alcanza a 33,7%.