Al respecto, el ministro de Justicia, Rodrigo Nicora, explicó que estas personas que están en el régimen cerrado especial de acuerdo con su perfil, son definidos como de alta peligrosidad y ya no están dentro de ningún programa de reinserción, ya que se llega a la conclusión de que no van a buscar reinsertarse a la sociedad y que no les interesa seguir ninguno de los programas que hoy ofrece el Ministerio.
“Al ser clasificados de alta peligrosidad, que también lo puede hacer el propio Poder Judicial, son remitidos a estos pabellones, donde se alojan en celdas individuales, durante 22 horas de las 24, permanecen en ese lugar, donde tienen su sanitario, su lugar de aseo, tienen dónde poner sus objetos personales”, detalló el ministro.
Señaló que la jornada empieza a la mañana temprano, en el día y existen cuatro momentos en que se realizan controles o requisas de las celdas individuales, por protocolo. Una revisión es a la mañana temprano, otra al mediodía, la siguiente a la tarde y la última a la noche antes del cierre de las actividades.
“Durante el día tienen un par de horas para esparcimiento, son cubículos de unas dimensiones razonables que no tienen techo para que puedan ver la luz del sol, caminar un poco, estirarse, pero no tienen interacción con otros reclusos, y transcurridas las dos horas vuelven a su lugar de reclusión”, puntualizó.
También hay un protocolo muy estricto de entrada y salida para entrega de alimentos y entrega de insumos de limpieza, aseo personal y demás.
El ministro contó que en las celdas reciben su alimento y tienen derecho a recibir visita de familiares con agendamiento previo y es solo de un familiar por vez. También tienen derecho a la defensa con la asistencia del abogado que está garantizada, pero también con registro de quién es el profesional y si tiene intervención en la causa judicial por la cual va a asistirlo.
Sobre el punto, resaltó que las visitas son monitoreadas, inclusive son grabadas para hacer los trabajos de inteligencia y prever cualquier tipo de comunicación que tenga que ver con la intención de generar algún hecho irregular o punible.
“Este es el régimen que se está implementando desde el operativo Veneratio y marca un antes y un después en la administración del sistema, porque antes, inclusive en Tacumbú, de los siete días de la semana prácticamente seis días eran de visita. Era un movimiento intenso descontrolado de personas, familiares, abogados y hoy día con estos protocolos y estos lugares específicos, podemos ejercer un mayor control y de esa manera bajar todos los niveles de probables incidentes”, apuntó.
ENCAPUCHADOS. Nicora refirió que en cuestión de seguridad de los guardiacárceles, estos se encuentran encapuchados todo el tiempo, no tienen logo distintivo, tienen prohibido conversar con las personas privadas de libertad, para que no sean ni siquiera identificados por el tono de voz.
“Buscamos preservar la identidad de los agentes debido a lo delicado que son sus funciones, actualmente estamos con un nuevo curso de adiestramiento y capacitaciones en Paraguarí, donde 150 nuevos agentes penitenciarios van a empezar a reforzar justamente el trabajo que se viene haciendo, tanto en los módulos de máxima como en los módulos convencionales de los nuevos centros penitenciarios”, manifestó.
CÁMARAS. Para la penitenciaría de Minga Guazú y la de Lote 1, que está al lado de Martín Mendoza de Emboscada, se previó que todos los ductos por donde pasa el cableado de los equipos de seguridad, como cámaras, sean ductos que están escondidos, no al alcance ni a la vista de los internos para reforzar la seguridad física de los equipamientos.
“Minga Guazú tiene un nivel de equipamiento totalmente distinto, muy alto, porque se trabajó primero en el equipamiento por parte del Parque Tecnológico de Itaipú”, señaló.
También indicó que en el lugar hay cámaras, inclusive de reconocimiento facial y de inteligencia artificial, que marcan alerta cuando hay movimientos irregulares en horarios irregulares que son comunicados a los jefes de seguridad.
El ministro también detalló que en la penitenciaría de Minga Guazú se cuenta con un pequeño hospital penitenciario para evitar que los reos sean atendidos en otros hospitales, “siempre y cuando no sea de gravedad”.