La obra fue recibida por familiares y amigos de los 44 submarinistas y vecinos de la ciudad de Mar del Plata (400 kilómetros al sur de Buenos Aires), que hicieron flamear banderas argentinas al paso de los vehículos con las partes que integran la réplica del ARA San Juan.
La reproducción -de tres metros de ancho, cinco de alto, más la vela siete metros, y de 16 metros de largo-, llegó procedente de la sureña ciudad de Comodoro Rivadavia, desde donde en 2017 y 2018 se dirigieron las labores de búsqueda del submarino.
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Fue en esa misma ciudad, a 1.500 kilómetros al sur de Mar del Plata, donde surgió la idea de realizar este homenaje de la mano de la Agrupación Isabel, dedicada a labores solidarias.
“Estamos muy orgullosos. Somos argentinos y poder traer un monumento tan significativo para los parientes y para todos los argentinos nos llena de orgullo”, dijo el presidente de Agrupación Isabel, Gonzalo Pérez.
La obra fue colocada en forma provisional en un balneario de la ciudad a la espera de que las autoridades locales resuelvan cuál será su emplazamiento definitivo, que podría ser un museo o al frente de la base naval de Mar del Plata.
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La copia a escala, que pesa 11.000 kilos, fue hecha en hierro por un equipo de trece personas que tardaron quince días en armarla, con la ayuda económica de diversos grupos de amigos.
Una vez culminada, la réplica recorrió trece provincias argentinas.
En la recreación se añadió un “44" pintado con los colores celeste y blanco de la bandera argentina en la parte trasera y en los laterales los nombres de todos los marineros que murieron en la tragedia.
La desaparición del submarino
El ARA San Juan, perteneciente a la Armada argentina, desapareció en noviembre de 2017 cuando regresaba a Mar del Plata, su puerto habitual de asiento, tras haber realizado maniobras militares en las costas de la sureña ciudad de Ushuaia.
En la madrugada del 17 de noviembre de 2018, un año y dos días después de perderse su rastro y tras una intensa búsqueda que contó con ayuda de multitud de países, la empresa estadounidense Ocean Infinity localizó a 907 metros de profundidad en el Atlántico los restos desmembrados de la nave, que no fueron reflotados.
El sitio donde se halló el buque, a 500 kilómetros de la costa argentina, coincidía con la zona desde la que se comunicó por última vez el comandante, cuando alertó de que se había producido un principio de incendio en las baterías, un problema que según las autoridades fue resuelto y el submarino pudo seguir su viaje.
Esta situación se sumó a la detección con sensores, por parte de agencias internacionales, de una “anomalía hidroacústica” consistente con una explosión en la zona donde la nave se reportó por vez última.
Por el caso, la Justicia mantiene abierta una investigación para determinar qué ocurrió con el ARA San Juan, mientras que una comisión del Parlamento también recaba testimonios y documentación sobre lo sucedido con el submarino.