El operativo, que se desarrolla en coordinación con la Administración de Parques Nacionales (APN), busca no solo restablecer las estructuras dañadas, sino también mejorar la estética del recorrido hacia uno de los puntos más icónicos del Parque Nacional Iguazú, lado argentino.
Las tareas se concentran en la zona del segundo descanso del circuito y comienzan antes del amanecer, a las 05:30, aprovechando la luz natural. Los operarios trabajan durante toda la jornada equipados con arneses y cabos de vida para minimizar riesgos en un entorno de alta exigencia.
Las pasarelas que conducen a la Garganta del Diablo tienen una extensión de 1.100 metros y son vulnerables a las crecidas del río. En octubre de 2023, el caudal del Iguazú llegó a ser 16 veces mayor de lo habitual, causando la destrucción de gran parte de la estructura, que debió ser reconstruida y reabierta al público en julio de 2024. WF