Así como lo fueron los bomberos en la última época de los grandes incendios de campos, esta vez son los médicos, enfermeros y demás personal de blanco los héroes civiles que sostienen la primera línea de combate contra la amenaza del coronavirus; en muchos casos, trabajando largas horas y exponiéndose al contagio mucho más que los demás sectores.
Algunos de ellos ya han sido lamentablemente afectados por la enfermedad durante su labor y actualmente también luchan por sus vidas, al igual que sus pacientes.
Las propuestas de realizar cadenas de aplausos y las vibrantes serenatas probablemente les ayuden a dar fuerza anímica en esta situación más que especial, pero el respaldo que de veras necesitan estos profesionales y trabajadores –y que también necesitamos todos los ciudadanos– va mucho más allá de los aplausos o las canciones.
El homenaje que más hace falta es transformar y mejorar radicalmente el precario sistema de salud pública que tiene hasta ahora el Paraguay, probablemente uno de los más pobres de toda la región.

La actual crisis demuestra que es urgente obtener e invertir más recursos para ampliar y perfeccionar el sistema sanitario, para estar en mejores condiciones de hacer frente a las epidemias y pandemias cada vez más frecuentes, como de atender los requerimientos cotidianos de la población en materia de salud.
Al respecto, no hay que olvidar que una mayoría de diputados y senadores rechazaron el año pasado un proyecto de ley que buscaba elevar a entre el 30% y 40% los impuestos al tabaco y a las bebidas alcohólicas y azucaradas para destinarlos principalmente a fondos de salud.
Con la iniciativa se aseguraba que, al cobrar una tasa especial a cada cajetilla de cigarrillo, se podría incluso duplicar el presupuesto de todo el Ministerio de Salud, pero los legisladores se opusieron, haciendo prevalecer una vez más los intereses de empresarios del sector por encima de los de la población.
Paradójicamente, muchos de los políticos que entonces dijeron no son quienes ahora buscan presentarse como paladines solidarios en la lucha contra el coronavirus, con absoluta hipocresía.
De haberse aprobado ese proyecto de ley, probablemente la situación del sistema de salud pública en nuestro país ante una amenaza como la del coronavirus hubiera sido mucho mejor.
Por ello, hay que recordar la actitud que tuvieron los legisladores y políticos, y pasarles la debida cuenta a la hora de las elecciones.