29 abr. 2025

Responder al SOS ambientalista para salvar la Reserva San Rafael

Cerca de 30 organizaciones ambientalistas del país han lanzado una nueva voz de alerta, exigiendo la intervención de entes públicos para detener la acelerada destrucción de uno de los últimos santuarios del Bosque Atlántico en el Paraguay, la Reserva de Recursos Manejados San Rafael, un área de 73.000 ha. en los departamentos de Itapúa y Caazapá, actualmente azotada por la tala indiscriminada, las fábricas de carbón, los cultivos ilegales de marihuana y las invasiones de grupos de campesinos. La falta de control y la complicidad de autoridades y funcionarios corruptos ponen en riesgo además el Tekoha Guasu del pueblo Mbya Guaraní, reclamado como territorio ancestral. Es urgente convertir en zona realmente protegida lo que hasta ahora existe solo en papeles, antes de que terminemos de perder uno de los más valiosos recursos naturales.

En estos días, alrededor de 30 organizaciones ambientalistas han vuelto a hacer un llamado SOS ante la acelerada destrucción de la que viene siendo objeto la Reserva de Recursos Manejados San Rafael, un área de 73.000 hectáreas en el norte del Departamento de Itapúa y el sur de Caazapá, que se considera uno de los últimos grandes remanentes del Bosque Atlántico que todavía se conservan en el país y que forma parte de las regiones biológicas más importantes del planeta.

El llamado Bosque Atlántico del Alto Paraná (Baapa) es uno de los ecosistemas más amenazados del mundo. Contaba originalmente con una superficie de casi 2 millones de kilómetros cuadrados, pero actualmente queda apenas un 7 % de la superficie original. La Reserva San Rafael es uno de los fragmentos más grandes. En 1992 fue designado como Parque Nacional, pero ante la imposibilidad de expropiar la superficie para su protección, el Gobierno paraguayo cambió en 2002 la figura a Reserva de Recursos Manejados, estableciendo a los propietarios de las tierras una serie de limitaciones de cuidado que en la práctica no se cumplen.

En el pronunciamiento se denuncia que en los últimos meses han recrudecido en la reserva la tala indiscriminada y la fabricación de carbón vegetal a gran escala, además un aumento de la deforestación a causa de los grandes cultivos de marihuana implantados por las mafias del narcotráfico, pese a la vigencia de la Ley de Deforestación Cero, que prohíbe la tala de árboles en la Región Oriental del Paraguay.

“Es un tema muy preocupante, dada la tala indiscriminada para hacer tablas, las fábricas de carbón, y los cultivos ilegales de marihuana, ahora se suman más de una docena de invasiones campesinas reclamando lo imposible: asignar tierras del área de reserva para la reforma agraria”, sostiene el pronunciamiento de las organizaciones ambientalistas como la Asociación para la Conservación de la Vida Silvestre, Asociación Pro-Cordillera San Rafael, Fundación Moisés Bertoni, Guyrá Paraguay, Altervida, Organización Mundial de Conservación, entre otras.

“Si asignamos los últimos bosques a esto, estamos yendo en dirección contraria y opuesta a lo que es el ansiado desarrollo sostenible. Debemos apuntar a todo lo contrario, asignar tierras habilitadas y disponibles para una reforma integral y verdadera, sin hipotecar y dejar sin bosques a nuestro país. El verdadero desarrollo sostenible se construye uniendo estos núcleos importantes de bosques, a través de sistemas agrosilvopastoriles, y no al revés, destruyéndolos”, enfatizan.

La denuncia es recurrente, enfatizando que las redes delictivas actúan con mucha agresividad, amenazando y poniendo en peligro la vida y la integridad física de las personas que trabajan en el área.

La falta de control y la complicidad de autoridades y funcionarios corruptos ponen en riesgo además el Tekoha Guasu del pueblo Mbya Guaraní, reclamado como territorio ancestral. Es urgente responder al SOS ambientalista y convertir en zona realmente protegida lo que hasta ahora existe solo en papeles, antes de que terminemos de perder uno de los más valiosos recursos naturales.