Luego, la vida humana sobre la Tierra está en serio peligro de extinción, justo cuando las elecciones, supuestamente, deben llevarnos a que se pueda vivir en acuerdos, tolerancia en las diferencias y mínimos consensos posibles. Existen tres riesgos existenciales en la escala global a los cuales debemos observar. Y existen dos riesgos existenciales en la escala nacional que no deben ser despreciados. A estos cinco fenómenos, los paraguayos deberían estar prestándole más atención.
LOS RIESGOS GLOBALES
En primer lugar, la crisis climática puede llevarnos a un colapso biológico. En segundo lugar, la revolución de la inteligencia artificial puede llevarnos a una catástrofe funcional generalizada. En tercer lugar, la tercera guerra mundial, iniciada con la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, puede llevarnos a una destrucción nuclear de toda la civilización. Las revelaciones de qué tiempo uno está viviendo solo acontecen en modo retrospectivo. El Paraguay no está ni ahí con estas tres cuestiones. El tema climático se niega a muerte para no aceptar la presión antrópica que destruye la naturaleza, para no salir del primitivismo productivo. El tema de la IA no sabemos ni qué significa porque la mayoría de la gente no sabe ni despejar la X. La tercera guerra mundial ya nos sacó el mercado ruso de la carne y encareció los fertilizantes de la soja; pero la geopolítica paraguaya se reduce a recibir un cheque de Taiwán, medrar con sobornos internacionales para seguir perdiendo millones de dólares sin poder exportar directamente a la China, tolerar las imposiciones energéticas del gigante de al lado, mitigar las sanciones internacionales a un ex presidente, negociar un peaje fluvial con otro país vecino, buscando su benevolencia vergonzosamente en programas de TV de la farándula rioplatense. Hasta ahí. Los paraguayos deberían saber que la guerra de Rusia contra la Unión Europea –representada por Ucrania–, la amenaza de invasión de Taiwán por parte de la China, el problema logístico en el cruce del Mar Rojo, los problemas en Yemen y en Guyana, la violencia en Medio Oriente, todos estos “conflictos regionales”... pueden estar siendo parte de una inminente tercera guerra mundial.
El 1 de setiembre de 1939, con la invasión alemana a Polonia, algo insignificante para el mundo en ese momento, se inició la Segunda Guerra Mundial. Esta tuvo, incluso, aniquilaciones masivas con armas nucleares apenas seis años después. Si la gente se entendiera, se manejaría mejor la crisis ecológica y el uso anómalo de la inteligencia artificial. Luego, se podría evitar una nueva guerra, incluso la segunda Guerra Fría, que también está en modo on. Más articulación de voluntades, menos riesgos existenciales. Pero la cosa no está funcionando de esa manera. En cuanto a la guerra de los Estados Unidos con Europa contra Rusia, que tienen un PIB veinte veces superior a esta ante las amenazas atómicas, vemos que Ucrania sugiere que los activos congelados de los jerarcas de Putin, en los bancos occidentales, les sean donados para financiar su ejército. Puede pasar.
Las preguntas existenciales del momento son dos. Si la guerra ya comenzó, ¿es posible evitar el colapso natural y la catástrofe artificial? Si la guerra no comenzó, ¿es posible evitar el caos natural y artificial detallado en la oración anterior?
LOS RIESGOS NACIONALES
El primer riesgo es que la autoridad formal –representada por el presidente de la nación– está totalmente desprestigiada. Nadie le respeta en serio. El segundo riesgo es que la gente ya no quiere vivir en el Paraguay. La gente no se halla en su país. Una nación donde la corrupción y el déficit en la infraestructura física caminan hacia el colapso en cuanto a calidad de vida colectiva. La bicefalia y la corrupción imperante lo condenan al presidente. Se convirtió en un meme al que se le atribuye que no tiene autoridad alguna para cambiar la realidad. Las creencias populares dicen que se reporta a un quincho y que anda en la farándula argentina haciendo y diciendo cosas vergonzosas. Un país no puede tener como presidente a un meme en modo hazmerreír como primer mandatario. Un meme es la menor unidad de una idea. Los ideogramas egipcios eran memes. Meme es la mínima idea viable por transmitir. Y esa es la imagen que se recibe y se decodifica del presidente Peña.
En segundo riesgo es la narrativa que el meme pretende instalar: un país de maravillas. Sobre todo, en cuanto al “vamos a estar mejor”, que era su eslogan de campaña. No existen indicadores que puedan dar robustez a esa idea. El caso de la senadora K, las denuncias contra MAB que se volvieron en contra con las supuestas fotos de WhatsApp entre el fiscal y el abogado del ex presidente, etcétera, dejaron un sabor amargo. Las obras públicas están paralizadas. No hay espacio fiscal para financiar ni la merienda escolar, menos la salud y la educación. No hay plata para nada. Quizá no sea la culpa del actual mandatario, pero las demandas de la sociedad superan la disponibilidad de recursos. Los servicios de energía sufren escandalosos cortes y, según el presidente de la ANDE, faltan por lo menos dos años más de sufrimientos para que la cosa mejore. También falta agua. La Justicia es otro meme que le acompaña. La pureza química de la corrupción en el sistema de Justicia está destruyendo toda credibilidad en el imperio de la ley. Y ahora apareció un informe del INE sobre la pobreza que ha disminuido en el total de la población.
LA POBREZA
Según el ministro del MEF, la pobreza bajó al 22% en el 2023, 156.000 pobres menos, porque creció la economía 4,7% y eso amplió la demanda de mano de obra haciendo crecer el empleo, además de la inflación que fue controlada. Para el ex ministro César Barreto, hay que sumar la emigración acelerada de los últimos años. Los pobres huyen del país y al mismo tiempo envían remesas familiares para aliviar la pobreza de sus parientes. Para mi punto de vista, esto es algo macabro. Sería como abandonar a la gente sin políticas públicas que mitiguen el hambre y la pobreza dejando que los emigrantes sean los que alivien los sufrimientos de su propia gente. Para el vicepresidente Alliana, la suba en el importe de transferencias Tekoporã hizo que haya menos pobres. Averigüé y el total de este tipo de ayudas suman apenas ochenta millones de dólares, un monto 7,7 veces menor al valor de las remesas. Vergonzante.
Finalmente, Barreto tiene razón. Como ya dije en anteriores artículos en este mismo diario, las remeseras y los remeseros son los verdaderos héroes nacionales de los últimos tiempos. En el 2023 transfirieron al Paraguay 621 millones de dólares, 26% más que en el 2022, por encima de todas las rentas hidroenergéticas de la poderosa Itaipú binacional, que sumaron 535 millones de dólares. Estas son las remesas de las cuales viven perezosamente intendentes y gobernadores además del Gobierno Central. El meme en función de gobierno debería tener vergüenza de los empobrecidos que exporta el Paraguay bajo los gobiernos de su signo político desde hace décadas, que financian el alivio de pobreza en todo el territorio nacional. Dijo a los medios argentinos que el país está superbién, que exporta a la China y que tiene el mejor clima de negocios de América Latina. La negación de la realidad es un riesgo existencial concreto. El país vive a oscuras sin energía, nadie vende nada directamente a los chinos porque no existen relaciones diplomáticas, y el mejor clima de negocios no puede dar el único paso que falta para el grado de inversión, desde hace una década, ni atrae a los inversores, porque no existe seguridad jurídica. Los paraguayos que se fueron como la mejor política social contra la pobreza son la mejor evidencia de que el relato oficial no coincide con la verdad. Saludos cordiales.