La sequía golpea al río Paraguay con una dureza sin precedentes en más de un siglo de su historia, cuyas aguas han experimentado un constante descenso en su nivel desde el pasado 30 de agosto.
En Asunción, el principal cauce hídrico del país disminuyó tres centímetros más en las últimas 24 horas, reportando por primera vez una caída de -1,02 metros por debajo del cero hidrométrico, según los datos actualizados de la Dirección de Meteorología e Hidrología.
Las nuevas marcaciones ya superaron, por lejos, la bajante histórica que se alcanzó en octubre del 2021, cuando se tuvo un nivel de 0,75 metros.
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En Remanso, Mariano Roque Alonso, los pobladores puede divisar las rocas que permanecían ocultas por el agua, dejando un panorama desolador, sobre todo para aquellos que viven de la pesca.
El brazo del río que está ubicado en Puerto Pabla, en la ciudad de Lambaré, ya se extinguió, por lo que las embarcaciones no pueden utilizarse.
A la sequía se le suma otro fenómeno asociado a un enfriamiento a gran escala de las temperaturas en la superficie del Océano Pacífico central y oriental: La Niña, que puede provocar un déficit de lluvias.
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Los niveles del río complican el transporte fluvial, donde voces del sector advierten que la crisis podría extenderse hasta el primer trimestre del 2025.
Por su parte, la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay SA (Essap) puso en marcha su plan de contingencia que demandó un desembolso de G. 12.000 millones.
Con la perforación de nuevos pozos y la instalación de bombas sumergibles, la estatal garantiza el suministro a todos los usuarios de Asunción, Área Metropolitana y el interior del país.