Antonio V. Pecci
En una oportunidad íbamos caminando por una calle de Buenos Aires con Augusto Roa Bastos y le pregunto cuál era la etapa de su vida que más le resultaba útil como cantera para su creación literaria. Sin dudar me respondió: “La niñez”.
Me habló de sus primeros años vividos en Iturbe, junto a sus padres, sus correrías junto a los chicos pueblerinos guaraní hablantes, sus idas al río, de los hombres elementales que traían sus carretas cargadas de caña de azúcar para entregar a la fábrica su cosecha de meses, de los niños que los acompañaban, mustios, silenciosos, a quienes él observaba con detenimiento. De ese mundo poblado de seres mitológicos que guardiaban la selva cercana, de las canoas que bajaban el río con personajes extraños salidos de lo oscuro. En resumen, de una edad dorada, sin escuelas y con todo el tiempo del mundo para jugar con sus hermanas, escuchar los cuentos que la madre Lucía le contaba, haciendo volar su imaginación.
Luego tendría a Asunción como destino, había que ingresar a un centro de estudios para hacer la primaria, conocer los rigores de las materias y profesores exigentes, la vida en casa de su tío, el monseñor Hermenegildo Roa y junto a diez primos también provenientes del interior. Se habían acabado esos años de vagar libremente entre el monte y el río.
De esos años nos habla Mirta Roa en un libro publicado hace un par de años. En el mismo va abriendo las puertas de esos años tan preciosos para el futuro escritor, a través de cartas que él escribía a sus padres desde el colegio, y las respuestas del padre.
POSTALES DE LA NIÑEZ
Escribe Augusto desde el internado donde vive: “Lo que poco me consuela es que tenga que esperar aún 7 largos meses para abrazar al querido hermanito. Pero ahora que yo no puedo hacerlo, haced vosotros por mí, dándole a él un fuerte abrazo y beso…” y así nos va descubriendo un mundo lleno de afecto, de nostalgia por el pueblito que ha dejado atrás, de vivencias que marcarán su vida a lo largo del tiempo, en una amalgama de sentimientos, valores, experiencias que dejan su rastro en la emoción y el pensamiento. Y en que los viajes en tren juegan un papel importante.
De esa manera, con letra prolija y cuidado lenguaje se va develando ése mundo que mucha importancia tendrá a lo largo de su vida. Sus primeros poemas, la casa natal en Iturbe, los picnics familiares y su vida en el colegio, que significa un cambio radical. Es el niño campesino en un colegio de chicos de clase alta, que se mofan de su forma de vestir y sus modales. A lo que responde de manera drástica, se propondrá ser el mejor de la clase, su origen campesino le servirá para demostrar a los señoritos de ciudad su determinación y su capacidad. Es un primer gran obstáculo a vencer en su vida asuncena.
EN LA GUERRA DEL CHACO
Posteriormente vendrá la fuga al Chaco con un grupo de amigos adolescentes. Quieren participar, ver de cerca lo que es la guerra y le tocará servir como ayudante de enfermeros en un hospital, ya que no tiene edad para empuñar las armas. Esas vivencias le servirán de simiente para elucubrar lo que devendría luego en gran novela, ‘Hijo de hombre’, de la cual se conmemoran seis décadas de su aparición. Obra escrita ya en el exilio porteño, tras la cruenta guerra civil del 47.
EXILIO PORTEÑO
En el libro, esta etapa de su vida adquiere un destaque especial, ya que en esa tierra extraña y cercana deberá reordenar su núcleo familiar, con el siguiente traslado de su esposa Lidia y su hija Mirta. Años difíciles, de poco trabajo y muchas necesidades, pero donde su vocación de escritor se afirma. Las cartas al padre son, quizá su ligazón más fuerte con su tierra. Letras que describen, no sin sarcasmos, sus primeros éxitos y su mala salud: “Esta sensación de vacío espiritual, que tan bien has sabido describir, es la que planea sobre mí desde hace bastante tiempo, agravada de seguro por algunas molestias de salud, alborotando los pájaros nocturnos. La vieja mula mañera de mi hígado, para seguir con los símiles zoológicos, con tal de no trabajar se pasa pateándome el pesebre entre las costillas. Y ahora también el alazán del corazón parece que ha querido sumarse a la rebelión de mi personal interno con los consiguientes malestares y el inevitable acoquinamiento de espíritu que deriva de estas cosas. Puedes imaginar mi queridísimo papá, lo enomemente grato y reconforante que me resultaron tus últimas extensas y cariñosas misivas.”
GUIONISTA Y PERIODISTA
Es ya un escritor de prestigio, respetado en el exigente círculo intelectual porteño, autor del guión de una película sobre el libro mencionado, dirección de Leopoldo Torre Nilson, que recibirá honores internacionales. Firma sus cartas con el apelativo con que es nombrado a nivel familiar: ‘Totí’.
Su faceta de periodista en El País de Asunción tiene un valioso destaque, ya que le permite afirmar su conciencia crítica hacia el poder encarnado en ése momento por el régimen del General Higinio Morínigo, lo que valdrá su primer exilio debido a sus escritos en que fustiga las prácticas autoritarias y defiende los valores democráticos.
Así también la autora enfoca un aspecto poco conocido: la trama familiar que fuera creando el autor, desde su casamiento en 1942, con su novia de Iturbe, Lidia Mascheroni, y la relación con los hijos, ya en Asunción, ya en la casita de Martínez, en la Provincia de Buenos Aires, donde los tiempos son distintos. No la detiene ese fuerte lazo familiar a Mirta para hablar también de las sucesivas parejas que tuvo el escritor en la Argentina y luego en Francia, a todas quienes conoció y mantuvo lazos, ahora recobrados a través de algunas cartas y fotos muy poco conocidas.
Exilio europeo
Su vida en Europa, principalmente en Francia y España, conllevan un capítulo muy bien hilvanado, donde en un medio extraño y ya en la edad madura, Roa debe abrirse paso de a poco para hablar de su cultura y la terrible dictadura que campea en su país. Causa a la que va a dedicar toda una década de esfuerzos para lograr romper el velo de ocultamiento cultivado por el régimen stronista a través de conferencias y encuentros en Madrid, donde a líderes políticos e intelectuales de su país, se unirán referentes de la política y la cultura europea para exigir la democratización de la tierra guaraní dominado por el Tiranosaurio.
Es de destacar la gran riqueza de imágenes y datos que brinda la autora en este libro, que servirá de mucho para los investigadores y nuevas camadas de lectores, interesados en conocer cómo se forja un gran escritor, qué desafíos y dilemas tuvo que enfrentar en su larga y azarosa vida.
(Libro: Augusto Roa Bastos. El supremo escritor. Mirta Roa Mascheroni. Editorial Servilibro. 2018).