El hecho fue descubierto por los docentes al llegar para iniciar la jornada escolar. Se encontraron con puertas violentadas y aulas completamente revueltas, una escena que reflejaba el impacto del robo tanto en lo material como en lo emocional.
La profesora Susana Álvarez lamentó que la institución no cuente con personal de vigilancia nocturna, lo que la convierte en un blanco fácil para los delincuentes. “Hace poco habíamos invertido en infraestructura, pero ahora debemos volver a priorizar la seguridad. Esto duele mucho”, expresó.
Álvarez también hizo un llamado urgente a la comunidad: “Estos equipos no son simples objetos, son herramientas que transforman la vida de nuestros alumnos. Si alguien ve que se venden computadoras en condiciones sospechosas, pedimos que lo denuncie”.
El director del colegio, José Franco, recordó que no es la primera vez que ocurre un hecho similar. “Ya sufrimos un robo cuando nos llevaron computadoras del bachillerato técnico. Este nuevo golpe nos deja prácticamente sin medios tecnológicos para seguir enseñando”, señaló.
La denuncia fue presentada en la comisaría local y las autoridades esperan avances en la investigación. La esperanza es que se logre recuperar al menos parte de los equipos.
En medio del dolor y la indignación, la comunidad educativa reafirma su compromiso con una educación de calidad, aunque sea con lo mínimo, y llama a la solidaridad para seguir adelante. CA