El clientelismo político arruina un eventual buen servicio del Estado. Personas sin ninguna preparación son contratadas por el simple hecho de tener cierto caudal electoral que puede ser aprovechado por los candidatos.
En nuestro país, en general, en que los políticos no buscan el bien común y servir, sino servirse del Estado, se deben alentar los concursos de méritos y aptitudes para ingresar a la Función Pública. Más aún ahora que comienza con fuerza un año marcadamente electoral por las internas partidarias en que políticos tratarán de asegurar a sus operadores para que sigan colgados del Estado y les sean serviles a sus propósitos.
Ya surgen las primeras denuncias contra el oficialismo colorado de ubicar a sus operadores en vista a la campaña eleccionaria. Los comicios internos simultáneos serán el 18 de diciembre. El cronograma electoral se inicia este mes. Los movimientos comenzaron la pulseada, en especial, en la ANR.
Existen clanes familiares que se llevan millones del Estado. Los jefes de estos clanes a la vez cuentan con una larga lista de miembros de su equipo político, operadores y adherentes que también son asalariados estatales. En otros casos son beneficiados con una millonaria licitación pública.
El 31 de agosto de 2020 el Gobierno entregó al Congreso el proyecto de ley de la Función Pública y la carrera del servicio civil. Fue presentado a la Comisión Bicameral de Reordenamiento de la Estructura del Estado como iniciativa del Ejecutivo. Desde aquella fecha quedó archivado, nunca se trató.
El vicepresidente Hugo Velázquez, ahora en campaña por la presidencia de la República, días pasados dijo que a pedido del titular del Ejecutivo, Mario Abdo, desde marzo impulsará nuevamente el estudio del proyecto.
Este tiene como principios la idoneidad y la meritocracia. Debe ser estudiado y tramitado en el Parlamento porque en esencia plantea mejorar el funcionamiento de la Administración Pública, cargada en mayoría de empleados no cualificados que ingresaron por contar con un buen padrino.
La intención de reformular un Estado paquidérmico muy maltratado debe avanzar. Caso contrario se le seguirá minando de funcionarios incapaces e inflando cada vez más un presupuesto de gastos innecesarios.
Hay que apostar a la meritocracia y cortar el clientelismo. Debe acabar esa mala costumbre de caudillos políticos de solventar sus campañas a costa del erario público.