Personas de todas las edades apuraban los pasos para llegar hasta frente al escenario en donde actuaría la española. Niñas, adolescentes, jóvenes de mediana edad, hombres y mujeres corrían para tomar el mejor lugar. El calor arreciaba, la sed también. Muchas chicas lucían el outfit que caracteriza a la cantante catalana, a pesar de la alta temperatura, otras pagaron para que les llenen la cara de purpurina, con trazos brillantes remarcándoles los ojos.
El entusiasmo y la ansiedad se sentían en el ambiente, todo estaba listo para presenciar el concierto de la artista del momento. Faltaban minutos para las 21:30, hora marcada para el inicio del show, la gente agolpada frente al escenario gritaban su nombre, pero a metros, los de Modest Mouse no terminaban aún su presentación en el escenario contiguo. Es complicado presentarse antes de una artista tan popular y con una fuerza arrolladora sobre el escenario como la Rosalía.
Llegó el momento esperado, y ante el alarido del público, la catalana ingresó a escena con toda su sensualidad y fuerza arrolladora a flor de piel. El público deliraba, quería que ese momento fuera eterno. La española presentó los temas más importantes de su largo repertorio, principalmente, aquellas icónicas canciones de su disco Motomami como: Bizcochito y Despechada.
La multitud deliraba con cada tema y el sumun llegó con temas como Malamente, la Cumbre Versace y Chicken Teriyaki. La catalana instaló una conexión inmediata con el público que le arrojaba banderas y otros objetos sobre el escenario. Hasta que una falla técnica sacó abruptamente a la artista del escenario, quien, ante el asombro del público presente ya no pudo continuar y despedirse del público paraguayo como correspondía. Una nueva falta de los organizadores que no supieron corregir la falla y hacer que Rosalía vuelva al escenario.
Una pena y una vergüenza que esperemos que no hagan mella sobre los ánimos de la artista para volver a Paraguay.
El cierre del Asuncionico estuvo a cargo de la talentosísima y multipremiada cantante estadounidense Billie Eilish, quien a pesar de la barrera del idioma conectó automáticamente con el público. Billie hizo saltar y bailar a sus fans con los principales éxitos, en especial su premiado tema Everything I Wanted y una seguidilla de sus mayores hits mundiales. La estadounidense interactuaba en todo momento con el público presente y actuó durante casi todo el concierto con una ura (muerta) caída sobre el escenario, que ella se cuidaba de no pisar. Tanta fue la impresión que sintió por la presencia de ese enorme y negro insecto que pidió a su equipo a que fotografiara a la ura muerta para llevarse la foto de recuerdo.
La cantante también presentó un vibrante show que por momentos mezclaba con temas suaves y aletargados, para luego volver a hacer saltar al público presente. Su hermano, Finneas O’Connell, la acompañó en varios tramos del concierto.