“Aunque estamos realmente cerca de estar preparados para el lanzamiento, no podemos hacer atajos”, señaló el director general de la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés), Jan Wörner, en una videoconferencia con los medios de comunicación desde París tras abordar el proyecto ExoMars con su homólogo ruso, Dmitri Rogozin, a distancia debido a la pandemia del coronavirus.
“Después de revisar en detalle los informes (sobre el progreso de la misión), hemos decidido aceptar que un lanzamiento este año significaría sacrificar ensayos pendientes esenciales. Y los tenemos que hacer. Por ello la parte rusa y europea hemos decidido aplazar la misión ExoMars a 2022", explicó el alemán.
El segundo aplazamiento y la influencia del coronavirus
Se trata del segundo aplazamiento de la misión, dado que en un principio el lanzamiento estaba previsto para 2018.
“Es una decisión muy difícil, pero estoy seguro de que es la adecuada”, recalcó el alemán, valoración que compartió en un comunicado Rogozin, quien afirmó además que el trabajo se ha complicado por la amenaza del coronavirus.
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El aplazamiento de la segunda misión ExoMars “se debe sobre todo a la necesidad de maximizar la solidez de todos los sistemas de ExoMars, así como a circunstancias de fuerza mayor relacionadas con el agravamiento de la situación epidemiológica en Europa, que apenas ha dejado opciones prácticas a nuestros expertos para viajar a las sedes de las industrias participantes”, sostuvo.
La ESA y Roscosmos quieren garantizar “que todos los componentes de la nave estén listos para su aventura en Marte”, donde el principal objetivo de la misión es determinar si en algún momento hubo vida en el planeta rojo.
El vehículo de exploración de ExoMars, bautizado Rosalind Franklin, en honor a la científica británica que preparó el camino para el descubrimiento de la estructura del ADN, incluye un taladro para acceder al subsuelo marciano y un laboratorio miniaturizado de búsqueda de vida dentro de una zona ultralimpia.
Faltan pruebas importantes
Wörner explicó que tanto el cohete portador ruso Protón como la nave europea están “listos”, y que el róver, con sus nueve instrumentos, “ha demostrado un buen comportamiento en las pruebas ambientales”.
De esta manera ha probado “su capacidad de sobrevivir en las condiciones duras del lanzamiento, el amartizaje y su funcionamiento en la superficie de Marte”, añadió.
Queda pendiente un “pequeño arreglo” en sus paneles solares y finalizar algunos trabajos de desarrollo del sofware para la misión, entre otras labores, explicaron a su vez en la videoconferencia con la prensa David Parker, director de Exploración Humana y Robótica de la ESA, y Francois Spoto, líder del equipo de ExoMars.
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El director general de la ESA indicó que también todo el hardware para el módulo de descenso y la plataforma de aterrizaje rusa Kazachok –equipada con trece instrumentos científicos– están siendo integrados, con excepción de los paracaídas, dado que hubo un “problema especial” en un ensayo el año pasado.
En concreto, se encontraron “algunos daños” en las cubiertas principales de sus dos paracaídas.
Eliminar riesgos en los paracaídas
En otras pruebas en EEUU el resultado “era mucho mejor”, señaló, y dentro de poco se realizarán los dos últimos ensayos de caída a gran altura, también en Estados Unidos, a fin de eliminar todo riesgo.
Y no es para menos tras la experiencia de 2016, cuando se lanzó la primera misión ExoMars, compuesta por un satélite para el estudio de gases traza en la atmósfera marciana (TGO, en inglés), y un módulo demostrador de entrada, descenso y aterrizaje llamado Schiaparelli, que chocó con la superficie del planeta por un error en una de sus unidades, motivando la apertura de su paracaídas antes de tiempo.
Asimismo las pruebas han revelado algunos problemas técnicos en cuatro equipos electrónicos del módulo de descenso, sostuvo Wörner.
Con todo, “la versión definitiva del software de vuelo ha sido retrasada y no quedaba suficiente tiempo para probarla completamente antes del lanzamiento”, previsto entre julio y agosto de este año, resumió.
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“Podríamos hacer el lanzamiento, pero esto significaría no hacer todos los ensayos y después de la experiencia con el Beagle (un módulo de aterrizaje que se dio por perdido sobre Marte en 2003) y Schiaparelli, y el mensaje claro que recibimos (de los expertos) para que hagamos todos los ensayos antes del lanzamiento”, la ESA y Roscosmos han preferido tirar del freno, enfatizó.
Vehículo de exploración llegará ahora en 2023 a Marte
Dado que solo se puede hacer un lanzamiento a Marte aproximadamente cada 26 meses, ahora las dos agencias espaciales están mirando a una ventana entre agosto y octubre de 2022, lo que significará que el róver amartice en abril o julio de 2023.
“Tendremos en 2022 el mismo cohete portador, el mismo lugar de amartizaje, el mismo planeta y el mismo perfil de la misión”, señaló el director general de la ESA.
La misión aterrizará en la región Oxia Planum, situada al norte del ecuador y que tiene depósitos sedimentarios gruesos y arcillosos que, según la Agencia Espacial Europea podrían corresponder a lagunas o depósitos marinos, lo cual llevaría a pensar en la existencia de un océano ancestral marciano.