Los bombardeos dejaron un muerto y varios heridos en Kramatorsk, la capital de la provincia de Donetsk, que junto a la de Lugansk conforman el Donbás.
Una explosión dejó un gran cráter en un patio situado entre un hotel y edificios residenciales, constataron periodistas de la AFP.
Pero la ofensiva rusa, que se inició hace más de cuatro meses y dejó miles de muertos y millones de desplazados, aún no ha “empezado en serio”, dijo Putin en una reunión con parlamentarios en Moscú.
Putin desafió además a las potencias occidentales que dan apoyo militar a Ucrania.
“Oímos actualmente que [los occidentales] quieren derrotarnos en un campo de batalla ¿Qué decirles? ¡Que lo intenten!”, declaró.
Así y todo, dejó la puerta abierta a una negociación. “No rechazamos mantener negociaciones de paz, pero quienes se rehúsan deben saber que les será más difícil llegar a un acuerdo con nosotros” más adelante, afirmó.
La batalla del Donbás
Las fuerzas rusas afirman controlar toda la región de Lugansk y ahora quieren conquistar Donetsk, para hacerse con el control absoluto de la cuenca minera, que ya estaba parcialmente en manos de separatistas prorrusos desde 2014.
Sloviansk y su ciudad gemela Kramatorsk se anuncian como los próximos objetivos de las fuerzas rusas.
“El enemigo intenta lanzar ataques en dirección a Sloviansk”, bombardeando las localidades vecinas, indicó el ejército ucraniano.
El alcalde de la ciudad, Vadim Liakh, informó el miércoles que la evacuación de civiles proseguía.
Ese día quedaban en la ciudad unos 23.000 habitantes, de los 110.000 que vivían en ella antes de la guerra, indicó Liakh.
"¿Qué vamos a hacer? No tenemos ningún sitio donde ir, nadie nos necesita”, se lamentó Galyna Vasylivna, una residente de Sloviansk, de 72 años.
En Moscú, un fiscal pidió el jueves siete años de prisión contra un político local, acusado de difundir “informaciones falsas” sobre los militares en el contexto de la ofensiva.
La víspera, Rusia adoptó un texto que introduce duras penas de cárcel para quienes insten a actuar contra la seguridad.
Zelenski la agradece a Johnson
La renuncia del primer ministro británico, Boris Johnson, como líder del Partido Conservador, un paso previo a su salida del poder, sacudió la escena internacional.
Johnson, acosado por los escándalos y presionado por su propio Partido Conservador, ha sido uno de los líderes occidentales que más han apoyado a Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lo llamó para expresarle su “tristeza” por su dimisión.
“No dudamos de que el apoyo del Reino Unido continuará, pero su liderazgo personal y su carisma lo hicieron especial”, dijo Zelenski.
Un poco antes, la presidencia ucraniana agradeció el respaldo de Johnson en los “momentos más difíciles” de la guerra.
El Kremlin, en cambio, expresó su deseo de que “gente más profesional” llegue al poder en el Reino Unido.
La crisis política británica tuvo su desenlace en la víspera de un encuentro ministerial en Indonesia del G20 de potencias industrializadas y emergentes, en la que participarán Rusia y los aliados occidentales de Ucrania.
Es probable que en ese encuentro se produzca “una confrontación bastante dura”, dijo una fuente diplomática francesa.
La tensión también aumentó entre Ucrania y Turquía después de que un carguero ruso con cereales zarpara de las costas turcas y regresara a Rusia.
Ucrania, que acusa a Moscú de robar sus cosechas de trigo, asegura que el Zhibek Zholy, que zarpó el jueves pasado del puerto ucraniano de Berdiansk –bajo control ruso–, transportaba 7.000 toneladas de cereales obtenidos ilegalmente.
En su mensaje nocturno por video, Zelenski insistió en reclamar más armas de sus aliados internacionales.
“Entre más grande el apoyo militar a Ucrania ahora, más rápido terminará la guerra con nuestra victoria y menores serán las pérdidas para todos los países del mundo”, afirmó.
Según afirmó la agencia espacial estadounidense (NASA), basándose en datos satelitales, Rusia controla un 22% de las tierras agrícolas de Ucrania.
La guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia provocaron una interrupción de las exportaciones de ambos países, con consecuencias en el aumento de los precios de los cereales y los fertilizantes en todo el mundo y en el aprovisionamiento de energía en Europa.