“Se está ejecutando la maniobra de traslado de las unidades de tropas rusas a posiciones preparadas en la margen izquierda del río Dniéper en estricta consonancia con el plan aprobado”, dijo el portavoz castrense, Ígor Konashénkov, en su parte bélico diario.
El comandante de las fuerzas rusas en Ucrania, general Serguéi Surovikin, señaló el miércoles que la maniobra con el traslado de las tropas a la ribera izquierda se ejecutaría “en un plazo breve de tiempo”.
“Tras valorar la situación creada, proponemos trasladar la defensa a la orilla izquierda del río Dniéper. Entiendo que no es una decisión fácil”, dijo Surovikin al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú.
Subrayó que en las condiciones actuales es imposible abastecer al contingente militar ruso desplegado en la zona, ya que existe la amenaza de un ataque ucraniano con misiles contra el embalse de Nueva Kajovka, lo que provocaría la inundación de la gran parte del territorio de Jersón.
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“Surge una nueva amenaza para la población civil y el completo aislamiento de nuestras fuerzas en la orilla derecha del Dniéper”, explicó el general.
El titular de Defensa rusa aprobó la medida y encomendó a Surovikin a proceder a la retirada de las fuerzas al otro lado del río Dniéper.
En Ucrania, no obstante, la noticia sobre la retirada rusa de Jersón fue recibida con desconfianza.
“El enemigo no nos da regalos, no hace ‘gestos de buena voluntad’”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en su alocución nocturna.
Por eso, dijo, hay que moverse “con mucho cuidado, sin emociones, sin riesgos innecesarios”.