“Proceda a la retirada de las tropas y adopte todas las medidas necesarias para garantizar el traslado seguro de las tropas, del armamento y de los equipos al otro lado del río Dniéper”, ordenó el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, al jefe de la agrupación de fuerzas rusas que combaten en Ucrania, general Serguéi Surovikin.
Shoigú aprobó el repliegue después de que Surovikin admitiera en su informe que la defensa de la ciudad y sus aledaños en la orilla derecha del Dniéper es “inviable”.
El general subrayó que en las condiciones actuales tampoco es posible abastecer al contingente militar ruso desplegado en la zona.
Surovikin, que asumió a principios de octubre el mando de todas las tropas rusas en Ucrania, acusó al Ejército enemigo de bombardear objetivos civiles, desde escuelas a hospitales.
Lea más: Responsable en Kiev dice que “hasta ahora” no hubo motivo para una evacuación
“No es una decisión fácil”, reconoció, aunque subrayó que la prioridad para Moscú es proteger la vida de civiles y militares.
Estimó en más de 115.000 los habitantes de la orilla derecha de la región que han sido evacuados de la zonas de combate.
“Debemos tener en cuenta la amenaza para la población civil”, destacó Shoigú.
Surovikin recalcó que unos 9.500 soldados ucranianos han resultado muertos o heridos desde agosto en la región que limita con la península de Crimea, fecha en la que las Fuerzas Armadas de Ucrania iniciaron la contraofensiva en Jersón.
Rusia, que ha cedido en los últimos dos meses territorios en el Donbás, en el este de Ucrania, y que se retiró también de la región oriental de Járkov, se anexionó el pasado 30 de septiembre la región de Jersón, al igual que las de Donetsk, Lugansk y Zaporiyia, sin controlarlas en su totalidad.