El pueblo Guaraní Ñandéva, ubicado en la comunidad de Pykasu, en la frontera con Bolivia, comenzó esta semana a realizar el mapeo de sus recursos de cara a solventar esas alteraciones del clima, dentro del programa Euroclima, financiado por la Unión Europea.
Esa identificación va encaminada al diseño de medidas de adaptación a ser aplicables en cuanto se produzcan fenómenos climáticos como pueden ser unas grandes sequías, dijo a EFE Jorgelina Rolón, de la organización Mingarã, que articula el proyecto.
“Se trata de trabajar el mapeo de la situación sobre los recursos naturales de la comunidad para tomar acciones y decidir qué prácticas y medidas de adaptación se han de tomar frente al cambio climático”, explicó.
Ese mapeo va desde el registro de los cultivos habituales que esos pueblos utilizan para su consumo a las zonas de pasto del ganado, así como de los humedales a los que poder recurrir en caso de sequía.
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Ello partiendo de que las comunidades nativas son las más vulnerables a los imponderables del clima, ya que su subsistencia depende principalmente de los recursos de la tierra, también de la caza y de la pesca, como en la comunidad (Pykasu), unos 700 kilómetros de distancia de Asunción.
“Se busca la forma de que ellos puedan emplear nuevas practicas de adaptabilidad, tratar de resolver con el grupo y buscar también la resiliencia”, comentó Rolón.
El proyecto apuesta también por el fortalecimiento de los gobiernos locales para una colaboración cerrada con esas comunidades desde la idea de hacer más efectivas las políticas públicas.
Además, ensayar alternativas como el turismo comunitario responsable, y a partir de la identificación de sus “atractivos culturales tangibles e intangibles y otros elementos de valor turístico de la naturaleza”, según un comunicado de Mingarã.
Pero por encima de todo, busca que esas comunidades reflexionen y decidan sobre los mecanismos de adaptación a poner en marcha ante una realidad como es la del cambio climático.
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El mapeo seguirá después en dos comunidades de los pueblos Ayoreo y Nivaclé, en el Chaco paraguayo, y también desde la recopilación y análisis de sus ancestrales conocimientos medioambientales y ante el impacto en sus vidas del cambio climático.
El proyecto, denominado “Gobernanza Ambiental Participativa, integrando los retos del Cambio Climático en el Gran Chaco Americano”, también se desarrolla en el Chaco argentino.