“Rechazar al migrante es un grave pecado. Mientras peregrinamos en este mundo, debemos tener atención especial con los extranjeros”, señaló el padre César Nery Villagra, titular de la parroquia San Jorge, del obispado castrense, encargado de la homilía este viernes en el último día del Novenario en honor a la Virgen de Caacupé.
La misa, como antesala a una de las fiestas religiosas más grandes del país, tuvo como lema: “Todos somos peregrinos de esperanza, especialmente los migrantes”, haciendo énfasis en la necesidad de cultivar la hospitalidad característica en nuestra sociedad.
Nota vinculada: Video: Peregrino reclama desde lejos a Peña y es agredido por su escolta en Caacupé
El religioso reflexionó sobre textos bíblicos que hacen alusión a la preferencia de Dios por los huérfanos, las viudas y los extranjeros, enfatizando en que el creyente debe seguir este lineamiento. “El creyente no es un mandamás, es un simple servidor”, puntualizó.

Villagra recordó un pasaje del Evangelio escrito por San Lucas que narra la curación de 10 leprosos por parte de Jesucristo, señalando que uno solo, de origen samaritano, considerado extranjero en Israel, fue el que se mostró agradecido por lo sucedido.
Le puede interesar: Cardenal apunta que corrupción condena a la ciudadanía a una vida desmejorada e indigna
El cura recalcó que nuestro país históricamente se vio beneficiado por el trabajo de comunidades migrantes que están repartidas en gran parte del territorio.
“En Paraguay, los migrantes nos ayudaron a engrandecer nuestra nación con su trabajo”, reconoció.
La misa central de las 07:00 estuvo presidida por monseñor Claudio Giménez, obispo emérito de Caacupé, que estuvo al frente de la diócesis por más de 20 años.
En las oraciones también se acordaron de las personas marginadas por la sociedad y a los que son víctimas de males como la trata de personas, abuso sexual, explotación y otros delitos, que merecen la mirada compasiva de los creyentes.