El majestuoso Salto Ñacunday, con sus 40 metros de altura y 100 metros de ancho, se destaca como uno de los tesoros naturales más impresionantes de Paraguay. Situado a 65 kilómetros de Ciudad del Este, al sur de Alto Paraná –en el distrito de Ñacunday– desde setiembre hasta la fecha, registra una caída imponente y espesa que impresiona tanto a locales como a los pocos turistas que logran llegar al lugar.
A pesar de su naturaleza excepcional, llegar al Salto Ñacunday se vuelve un verdadero safari, debido a los 16.6 km de camino de tierra –arcillosa y colorada– que deben ser vadeados.
Aunque algunos tramos tienen una cobertura empedrada, es insuficiente durante los días lluviosos. Cruzar el fangoso sendero rojizo puede constituirse en un dolor de cabeza.
Ubicado dentro del Parque Nacional Ñacunday, gestionado por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), esta belleza requiere de mejoras significativas para facilitar la visita; de modo a pensar en el desarrollo del lugar desde el punto de vista del turismo.
Desde 2016, una oficina administrativa en el acceso gestiona la entrada a esta reserva con unas tarifas bastante accesibles y diferenciadas para los visitantes: Los niños de hasta 11 años ingresan de forma gratuita; estudiantes de 12 a 17 años abonan G. 5.000 y los adultos, G. 20.000 cada uno.
Servicios y seguridad. Osvaldo Godoy, guardaparques y responsable de dicha oficina, cuenta la necesidad urgente de mejoras en la infraestructura. Para empezar, la reparación o construcción de una valla de protección en el mirador principal y la necesidad de instalaciones básicas, como agua y más servicios sanitarios. Aunque se han adquirido caños para abordar el problema del agua, aún persisten desafíos en la infraestructura.
“Necesita de una serie de mejoras, entre ellas la valla de protección del mirador principal. Es un poco peligroso, así como está ahora. Necesitamos eso y algunas infraestructuras más dentro del área de uso público, por ejemplo, agua y más sanitarias. Tenemos sanitario, pero en el estacionamiento, pero no llega agua. Ahora se compró caños y queremos resolver ese problema”, comparte.
Biodiversidad. El funcionario destaca la riqueza biológica dentro de la reserva, incluyendo mamíferos grandes en tránsito, como el reciente avistamiento de un puma.
La instalación de cámaras, trampas ha permitido captar imágenes de venados, el Guazú Pytá de gran tamaño y otros pequeños mamíferos, enriqueciendo la reserva no solo con el Salto, sino también con una variada vida silvestre y vegetación, que incluye especies como el cedro, guatambu y kurupay.
“Hace menos de un mes instalamos cinco cámaras trampas y captamos un venado de gran tamaño, y después pequeños mamíferos, como el coatí, entre otros”, enumera.
PATRULLAJE. A pesar de estos atractivos, el acceso limitado debido a las condiciones climáticas y la falta de personal suficiente para patrullar las 2.003 hectáreas del parque presentan desafíos significativos para su conservación. La cantidad actual de cinco guardaparques, incluyendo a Godoy como jefe, resulta insuficiente para cubrir el área extensa y abordar problemas como la caza furtiva y la extracción ilegal de recursos.
Godoy subraya la necesidad de ampliar el personal a aproximadamente ocho guardaparques para brindar una cobertura adecuada, proponiendo una distribución equitativa tanto en la zona principal como en la otra parte del parque, dividida por el río Ñacunday.
También aboga por un puesto de control en el lado opuesto del río, donde residen comunidades indígenas, para fortalecer la vigilancia y conservación en esa área.
Aunque se ha avanzado desde la invasión de carperos en 2012, Godoy recuerda la época de amenazas y extracción de madera, resaltando la necesidad continua de atención y conciencia para garantizar la preservación del Salto Ñacunday y su entorno.
En aquel entonces, enfrentando la situación solo, Godoy vivía en una casa a 10 km de la actual oficina administrativa, destacando el progreso logrado y la importancia de continuar trabajando en la protección de este valioso patrimonio natural.