El feminicidio de Katia Monserrath Brítez Torres, de 20 años, asesinada por su ex pareja, Osvaldo Luis Zaracho Fernández, quien violó su arresto domiciliario para cometer el feminicidio, obligó a las autoridades a acelerar la implementación del sistema de monitoreo por dispositivos electrónicos de control, establecido por Ley desde el 2017.
El primer inconveniente que tuvo esta normativa tras su promulgación fue sobre la autoridad de aplicación que recaía en la Corte Suprema de Justicia, pero tras una serie de innecesarias discusiones, se modificó para que sea atribución del Ejecutivo, y quede en manos del Ministerio del Interior. La ley carece aún de una reglamentación.
Mientras la ciudadanía sigue conmocionada por el salvaje feminicidio que se suma a la larga lista de hechos violentos que se dan en el país, el Gobierno reaccionó reflotando la ley que establece el uso de tobilleras electrónicas dentro del sistema penal.
SE PUDO EVITAR. El ministro del Interior, Enrique Riera, reconoció que muchas vidas se hubieran salvado si es que la ley se implementaba tras su promulgación, cinco años atrás.
Asimismo, el funcionario del Ejecutivo aseguró que existe la voluntad del Gobierno para proceder a la reglamentación de la normativa. Manifestó que en las próximas horas se dará una reunión interinstitucional para agilizar la reglamentación.
En lo que respecta al funcionamiento de las tobilleras, Riera explicó que el sistema puede contar con un botón de pánico que podría activarse desde una aplicación o un dispositivo entregado a la víctima de violencia.
DESCOMPRIMIR. El titular de Justicia, Ángel Ramón Barchini, aseguró que estos dispositivos estarán disponibles dentro de los primeros cien días de su gestión.
El funcionario afirmó que además de la función preventiva, el uso de estas tobilleras ayudará a descomprimir las penitenciarías y reducir costos.
“Estamos trabajando en el presupuesto. Vamos a implementar una cantidad que permita a Justicia quitar un poco la cantidad de personas que están en los reclusorios esperando por sus procesos. Esto reducirá los costos de mantener las penitenciarías y controlar mejor el tema de los clanes que controlan las cárceles”, dijo.
ALQUILER. En cuanto a la adquisición de las tobilleras, el funcionario dijo que los estudios indican la factibilidad para la inmediata aplicación del sistema de monitoreo. Sobre el punto, señaló que lo más factible sería el alquiler de los artefactos.
“Por cada tobillera que se este usando se pague una suma. No es que directamente vamos a comprar una tobillera. Esa es la parte que se está ajustando ahora. El presupuesto nos limita mucho”, subrayó.
Asimismo, el ministro de Justicia explicó que el control de las tobilleras estaría a cargo de una nueva unidad de la Policía Nacional, la cual aún deberá ser creada y que se encargue exclusivamente de su aplicación.
Katia Brítez fue arrollada en reiteradas veces por un auto conducido por su ex pareja, quien la vigilaba y acosaba constantemente desde que terminó la relación, pese a que tenía arresto domiciliario por una denuncia anterior.
No se le acusó por falta de diligencias
La joven Katia Brítez ya había denunciado a su ex pareja en febrero de este año por violencia familiar y la causa quedó a cargo del fiscal Eugenio Ocampos, quien tuvo que salir de reposo un tiempo y a su vuelta, a falta de diligencias, tuvo que pedir el sobreseimiento provisional de Osvaldo Zaracho.
Es decir, que se investigó poco y nada en la causa y no tenían elementos para sostener una acusación. Al final, el hecho de que haya una causa penal no la protegió a Katia, quien terminó brutalmente asesinada.
POLITRAUMATISMO. La fiscala Laura Romero confirmó algo que ya se sabía: La joven murió por múltiples fracturas en ambos brazos, pierna izquierda, tórax, pie y una parte del cráneo. Admitió que se vio la saña en el crimen, ya que en el video viralizado se ve claramente que el joven pasó varias veces el automóvil encima de ella.
“Los órganos internos explotaron y ya no se pudo hacer nada para salvarle”, lamentaba ayer la investigadora del caso.
Romero confirmó que además de las placas, también le extrajeron muestras de sangre, por cualquier cosa.
Zaracho ya se encuentra imputado y en prisión por feminicidio. Ayer debía prestar declaración indagatoria, pero se abstuvo de declarar, confirmó el defensor público que lo asiste.
UN SER DE LUZ. “Ella era un ser de luz, con energía, tenía 20 años, qué les puedo decir. Ella estaba estudiando para ser azafata, su meta era volar por todo el mundo. Sus amigos le conocen como un ser de luz, hermoso, precioso”, contaba ayer entre lágrimas la hermana de Katia, quien solo pide justicia.
Recordó que lo último que le dijo fue: “Es Osvaldo”, y después se descompensó.
La joven ya estaba al tope, con las amenazas, hostigamientos y hackeos que le hacía la ex pareja, según la hermana. Fueron dos años de relación y él al parecer no estaba en su ánimo admitir el fin de ese vínculo.
SU ÚLTIMO DÍA. Katia había ido a festejar su cumpleaños de manera adelantada y prometió volver a la casa, como en cada salida que hacía, pero esta vez, ya no llegó.
Elías, un amigo suyo, fue el último que la vio con vida. Se habían ido a un festejo de fútbol la noche anterior y él le trajo de vuelta a la casa. Después la llevó a un festejo con amigas y nuevamente la recogió para llevarla a su casa, según contó a Telefuturo.
Ya al llegar, vieron un auto esperando cerca. Cuando ella se disponía a abrir el portón, el vehículo empezó a chocar contra ella. Elías intentó auxiliarla, pero el auto venía e iba y su amigo ya no pudo hacer nada.
“Yo pensaba que iba a parar y el tipo seguía. Si la gente no paraba, él iba a seguir nomás, totalmente enfermo estaba”, contó.
También la recordó como una chica alegre. “Desde que nosotros nos fuimos a festejar, ella estaba superfeliz, desde la ida, hasta la vuelta... Ella pensaba, quizás, todo eso ya pasó, y ocurrió esta desgracia”, lamentó.
Yo pensaba que iba a parar y el tipo seguía. Si la gente no paraba, él iba a seguir nomás. Totalmente enfermo estaba. Elías, amigo de la víctima.
