Siempre que se inicia el debate sobre posibles reformas en la seguridad social, aparecen las preocupaciones, principalmente por parte de los sectores obreros, sindicales y asociaciones de jubilados sobre quienes incidirán directamente las medidas a ser aplicadas.
Todo aquello que implique disponer de los fondos de los aportantes genera alarma, pero creo que se está centrando a la atención en un aspecto, que si bien es importante, no es el problema mayor.
El informe denominado Políticas de protección social y laboral: Evidencias y desafíos para Paraguay, presentado el pasado viernes en el aula magna del Banco Central del Paraguay (BCP), presentado recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), muestra que la crisis de las cajas jubilatorias no es un problema de Paraguay, sino también de gran parte de América Latina.
El documento revela que la mayoría de los trabajadores fluctúa entre periodos de aportes y periodos de informalidad. Es decir, una misma persona, durante su vida laboral, a veces aporta para su jubilación y otras veces, no. Entonces, el problema no se da solo con aquellos que nunca aportaron, sino también con el trabajador promedio que aportó solo durante algunos periodos.
El economista mexicano, experto en pensiones, Santiago Levi, sugiere que las reformas, primero se centren en resolver cuestiones claves como la necesidad de que más gente pase a cotizar. “Si aportás solo el tiempo que trabajás, las pensiones van a ser bajas y mucha gente se quedará sin pensión”, aseguró Levi durante una entrevista con Última Hora.
Aplicar políticas para que cada vez más gente aporte a las cajas fiscales y que esto no sea solo por un periodo, es el principal desafío que se tiene con miras a las reformas del sistema previsional, las cuales actualmente se están debatiendo en una mesa de trabajo convocada por el Gobierno.
Pero cuando hablamos de que más gente aporte, aparece otra una cifra alarmante que nos señala el mismo informe del PNUD: Casi el 40% de los hogares no logran ingresos para aportar a la jubilación. Es decir, para los trabajadores del país, carecer de las condiciones necesarias y los ingresos suficientes (un salario base) los deja excluidos en lo que respecta a la seguridad social.
“El acceso a la seguridad social contributiva en Paraguay se encuentra directamente relacionado con la participación en el mercado laboral. El diseño original y vigente en la actualidad otorga el derecho a trabajadores en relación de dependencia”, describe el informe.
A partir de esta realidad, tanto el Gobierno como quienes participan del debate sobre las reformas, deben comprender que de nada servirá centrar los debates sobre cuál será el modelo de repartición de las pensiones a futuro (cuentas individuales o uno de reparto solidario), sin que hayan acciones integrales que permitan transparentar las contribuciones, ampliar la cantidad de aportantes y conseguir que los aportes no sean solo temporales. Otro gran desafío que se tendrá a la hora de cambiar las reglas de juego de las pensiones es que las inequidades que se instalan con las jubilaciones VIP, como se da con los legisladores en el Congreso u otros organismos del Estado. Creo que independientemente a los derechos adquiridos, los cuales deben ser respetados, debemos mirar a futuro apuntando a un sistema previsional equitativo.
Si bien, al parecer el Gobierno cambió sus planes sobre imponer las reformas previsionales a su antojo, aún deberá dar un mensaje claro sobre cuáles son sus objetivos y qué medidas se desean aplicar.