07 abr. 2025

Salvemos la vida de la más gloriosa

La mujer paraguaya, la más gloriosa de América, según los dichos del papa Francisco, sigue siendo atacada de forma feroz en la nación que ayudó a reconstruir.

Pasan los años y aumentan las cifras de casos de feminicidio en todo el territorio y también crecen los números sobre violencia de la que son víctimas las mujeres.

Este año, de acuerdo con datos del Ministerio de la Mujer, 9 mujeres ya perdieron la vida, 7 en el territorio nacional y 2 en el extranjero. Además hubo 18 intentos de feminicidio, lo que refleja el odio de una parte de la sociedad hacia las mujeres.

Un odio que crece año tras año, si vamos a mirar los datos que publican los organismos encargados de tratar estos temas.

El 2018 cerró con 59 casos de feminicidios y 147 intentos; en el 2017 se registraron 49 casos, 10 veces más que el año anterior, lo que indica que la ola de muerte que afecta a las mujeres crece año tras año, sin que se la pueda detener.

La ley 5777 “De protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia”, que entró en vigencia desde el año 2017, y el trabajo incansable de los colectivos y movimientos que reivindican los derechos de las mujeres, no pudieron parar el ciclo de violencia que termina con la muerte de una mujer por su condición de vulnerabilidad.

Ciclo que comienza con los casos de violencia intrafamiliar, que en el 80% de los hechos, de acuerdo con el Ministerio Público, tienen como víctimas al sector femenino.

Las alarmantes cifras son como gritos que llaman a la conciencia de las autoridades a poner énfasis en la educación para tratar de cambiar la mentalidad reinante en un sector importante de la sociedad, que en pleno siglo XXI todavía sigue considerando a la mujer como un objeto de su propiedad, su serviha, que tiene que estar siempre dispuesta a darle todos los gustos y cumplir con sus caprichos.

Que tiene que pagar con su vida su decisión de terminar con una relación tóxica enturbiada por los celos y los malos tratos.

El feminicidio tiene consecuencias sociales traumáticas, sobre todo para los afectados directamente; como un tumor que crece hasta enfermar a toda la sociedad.

Está demostrado que el aumento de las penas no es suficiente para abordar esta problemática que causa tanto dolor.

Los estudios revelan que año tras año vamos perdiendo la batalla y que si no la combatimos desde su origen, la violencia se va a seguir llevando vidas y con ellas, nuestra esperanza de que alguna vez se reconstruya este país.