Gibbons indicó que desde que terminó la pandemia, la ocupación hotelera en San Bernardino viene cayendo año a año, a pesar de que los alrededor de 18 hoteles agrupados en la Asotel abren todo el año.
El empresario hotelero aseguró que cerraron el 2024 con un 23% a 26% de ocupación, porcentajes muchos más bajos a los registrados en la otra ciudad altamente turística en verano, como Encarnación.
Al mismo tiempo, Gibbons agrega que muchos residentes de la villa convirtieron sus casas en posadas o las alquilan por Airbnb, y como no cuentan con empleados y no tributan, resulta mucho más convenientes de alquilar. Esto les genera una fuerte competencia a los hoteles formales.
sin infraestructura. Uno de los graves problemas que afronta San Bernardino es la falta de modernización de su infraestructura eléctrica y del servicio de agua potable. Estas falencias hacen que cuando la ciudad recibe a unas 40.000 personas en un fin de semana, como sucedió hace dos semanas atrás, y con un calor de más de 40°C, los servicios públicos colapsen y dejen sin energía y agua a más de la mitad de la ciudad.
“Estas fallas afectan a alrededor del 40% de los hoteles que conforman la Asotel, que son las que dependen del suministro de la Essap. Algunos establecimientos tienen un reservorio de 4.000 a 5.000 litros, pero que resultan poco, porque la gente que viene cada fin de semana consume en promedio unos 10.000 litros, por el altísimo calor que tenemos. Y esto hace que también nos quedemos sin energía por la alta demanda de refrigeración”, explicó el empresario hotelero.