22 ene. 2025

San Juan Ára, tradición que persiste

Una mezcla de tradiciones, supersticiones y simbolismos pagano-católicos se conjugan en una de las fiestas tradicionales más grandes que se conmemora esta semana en el país: San Juan Ára.

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

El clima otoñal de junio y ese guiño al recién llegado invierno, que trae “de japa” un veranillo “santo” –antes o después del solsticio–, caracterizan esta festividad que además se destaca por la gastronomía de la época y los pintorescos juegos.

Dionisio González Torres, folclorista, define en su obra Folclore del Paraguay a la fiesta de San Juan Bautista como la concelebración de dos fiestas en una; la profana, que corresponde al 21 de junio, el solsticio de verano (en Europa) y que se traduce en un culto o adoración al sol simbolizado por el fuego. A esto le sigue la fiesta religiosa que corresponde al día 24 de junio, natividad de San Juan Bautista.

En esta fecha, describe el autor, era común encender fogatas u hogueras, pues el fuego presente en los juegos de San Juan están cargados de simbolismos. Las llamas en las astas del toro akangue, la pelota tata, tata ári jehasa o la alfombra de brasas e incluso el Judas kái (quema de Judas Iscariote), son algunos de los más conocidos y que requieren de un espacio abierto para desarrollarlos libremente sin que nadie acabe con quemaduras de tercer grado después de la fiesta.

En las plazas, escuelas y parroquias, los juegos como el casamiento koygua, paila jeheréi, yvyrasýi, carrera vosa o el kambuchi jejoka, siguen vigentes, pese a que muchos han optado por centrar la particularidad de esta festividad en sus comidas típicas.

El mbeju, chicharô, pajagua mascada y pastel mandi’o, hacen que más de una persona rompa con la dieta autoimpuesta a la espera del verano, pensando solo en Navidad y Año Nuevo para repetir la pausa. Aunque también ya hay comidas típicas para veganos.

La magia. La víspera de San Juan encierra un mundo de supersticiones, cábalas y pruebas que hacen de cualquiera un adivino que se apresta a conocer señales de su futuro “amor”. La prueba más extendida es la del cuchillo clavado en el bananero. Mañana, 23 al mediodía, se debe introducir toda la hoja de un cuchillo oxidado en el tronco de un bananero y dejarlo hasta el mediodía del 24. Al sacar el cuchillo, la herrumbre formada indicará las iniciales del futuro novio o esposo.

El de las gotas de vela, consiste en encender una vela y derramar 21 gotas de la cera derretida en una palangana y supuestamente aparecerán las iniciales del futuro esposo o esposa.

Otros rituales como la prueba de papelitos, las manchas de tinta, el gallo y los maíces, de preguntar el nombre a la primera persona que se ve el 24 y la prueba del pozo son otras menos conocidas, pero igual de entretenidas.

El profesor David Galeano Olivera, miembro de la Academia de Lengua Guaraní, señala que por más que la fiesta de San Juan no corresponda a una tradición guaraní, hay que destacar que se arraigó profundamente en el ser paraguayo.

Explica que lo llamativo de esta festividad es que la misma es una tradición cristiana, introducida por los españoles en la época colonial y que fue interpretada por la cultura guaraní, “ya que los nombres de las pruebas, juegos y comidas –como hemos visto– están expresadas en el dulce avañe’ê”, destaca.

Con los años, el San Juan Ára, además de tradición que une generaciones, se ha convertido en una celebración aprovechada por empresas, instituciones y organizaciones como una expresión de solidaridad o marketing.