Por Marisol Ramírez
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Hoy, a las 14, dan el último adiós a Sandro, en un cementerio privado de Longchamps, provincia de Buenos Aires.
Los deudos, familiares y amigos del cantante -que murió el lunes, a los 64 años, tras un fallido trasplante cardiopulmonar en un hospital de Mendoza-, velan sus restos desde ayer en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación.
Recibí las noticias en tu celular, unite al canal de ÚH en WhatsAppCientos de fanáticos formaron largas filas, durante largas horas, bajo el abrasador sol de verano, para despedir al intérprete de Dame fuego.
La sede del Parlamento argentino estaba literalmente rodeado de mujeres llorosas, cargando fotos gigantes del ídolo y carteles con mensajes para él.
Los seguidores de Sandro de América formaron una fila de 400 metros, que obligó a cortar el tránsito en los alrededores del recinto parlamentario, ubicado en el centro de la capital argentina.
El cariño y afecto que el público le profesaba se materializó también de otras maneras. Por ejemplo, en la casa del artista, en la ciudad bonaerense de Banfield, numerosos admiradores se reunieron en vigilia para rendirle un homenaje.
Dejaron cartas de despedida en su puerta, cantaron sus canciones más populares, como Rosa Rosa, de la que se vendieron 1,5 millones de copias.
Los medios de comunicación argentinos, radios y canales de televisión se colmaron de llamados de la audiencia.
La mayoría de las mujeres detrás del teléfono eran señoras de 40 a 50 años, que expresaban su dolor y recordaban la exitosa carrera de Roberto Sánchez, su nombre verdadero.
SU HISTORIA. Sandro inició su carrera como cantante de rock junto a la banda Los de Fuego, pero el éxito llegó en la década de 1960, al inclinarse hacia las baladas románticas.
El Gitano, como también era conocido, grabó más de 40 discos, con millones de copias vendidas, y actuó en 13 películas.
Con los años, se convirtió en uno de los cantantes más populares de Argentina y sus canciones se hicieron famosas en gran parte de Latinoamérica.
Sus problemas de salud comenzaron a fines de la década de 1990, cuando los médicos le detectaron un enfisema pulmonar.
Volvió a los escenarios, asistido por lo que él llamaba un “micrófono de Mac Gyver”, en alusión al personaje de una serie de TV estadounidense, que le proveía de oxígeno.
Con los años, su salud se fue deteriorando y en 2008 se hizo pública la noticia de que necesitaba un trasplante cardiopulmonar. Desde entonces, su salud se veía cada vez más afectada.