La ciudad de San Estanislao de Kostka del Tarumá, más conocida como Santaní, está ubicada a 150 kilómetros de la capital y es una de las ciudades con mayor desarrollo en esta década, que conserva sus historias y leyendas cautivantes que atrapan a los centenares de visitantes.
Recientemente, celebró 269 años de fundación con una serie de actividades, caracterizadas todas por la masiva participación de los lugareños.
Santaní está anclada sobre 7 colinas, por lo que cuenta con terrenos muy accidentados, pero que con la construcción de empedrados y asfaltados de calles logró subsanarlo. Una exuberante naturaleza rodea toda la ciudad.
Cuenta con más de 80.000 habitantes y ofrece una serie de lugares turísticos para los visitantes, como la iglesia construida por los jesuitas en 1759 y reconstruida en varias ocasiones, pero manteniendo su originalidad.
Pozo. El pozo Ycua Pai, que hoy tiene una excelente infraestructura alrededor, es admirado porque nunca se seca, “a pesar de las sequías de las décadas pasadas jamás quedó sin agua”, aseguran los lugareños.
Es más, cuentan que en la época en que la ciudad aún no contaba con el sistema de agua potable, el pozo ha servido a la población como un centro de abastecimiento del vital líquido.
También se puede visitar el ex cuartel del mariscal Francisco Solano López, hoy convertido en museo histórico donde los visitantes pueden observar armamentos de la época y muebles que pertenecieron a madame Lynch. En este sitio el mariscal López instaló su cuartel por varios meses a su paso hacia el Departamento del Amambay.
Apuesta. Hace algunos años que se tiene un puente de hormigón armado sobre el cauce hídrico, donde la municipalidad realiza constantes mejoramientos para brindar lo mejor a los visitantes.
El intendente Agustín Ovando está en plena tarea de mejorar y potenciar los lugares turísticos de la ciudad, que por mucho tiempo ha estado abandonado, pero hoy gracias al trabajo en conjunto con comisiones vecinales y toda la comunidad, se está logrando la confianza de la ciudadanía y la importancia de mantener viva la historia de esta ciudad, fundada en 1749 por el presbítero Sebastián de Yegros.
El nombre de la ciudad proviene del santo polaco Estanislao Kostka, quien murió muy joven, a causa de una fiebre muy severa, con un rosario en la mano.