“Es intenso, es divertido, porque vivimos todos en ese mundo que hay, en esa atmósfera particular”, señaló la actriz al hablar de un filme que compite en la sección oficial de Cannes y que ha sido muy bien recibido en el festival por los espectadores y la prensa anglosajona.
Anderson construye como en él es habitual un cuento muy medido y con una puesta en escena brillante para narrar una historia dentro de la historia, ambientada en los años 50 en un pequeño pueblo en medio de un desierto que fue recreado en la localidad madrileña de Chinchón.
Una película que tiene una estructura de cajas. Es un programa de televisión que habla de una obra teatral que cuenta cómo un grupo de personajes surrealistas se reúnen en la minúscula Ciudad del Asteroide del título, en medio del desierto, para participar en una convención de jóvenes y brillantes estudiantes de ciencias.
“Crea el medioambiente total, es físico y tangible, en cierta forma es como hacer teatro porque tienes ese espacio útil, no es como el proceso normal al que estamos habituados de rodar, regresar a tu trailler... Wes evita eso y te sientes como si estuvieras caminando en el teatro, es emocionante”, afirmó Johansson, que interpreta a una famosa actriz y madre de una de esas estudiantes superdotada.
Un filme en el que participan Tom Hanks, Tilda Swinton, Edward Norton, Margot Robbie, Matt Dillon, Willem Dafoe, Steve Carell o Adrien Brody, todos ellos ausentes de la rueda de prensa en la que sí estuvieron Jason Schwartzman, Bryan Cranston, Maya Hawke y Rupert Friend.
Para Cranston, el presentador del programa de televisión en el filme, “Wes Anderson es el director de una orquesta y nosotros, los actores, tocamos cada uno un instrumento y estamos totalmente centrados en nuestro instrumentos sin saber cómo va a ser el conjunto. Luego Wes lo ajusta todo”.
Puso como ejemplo que cuando le decía al director que no entendía bien la historia, su respuesta es: “No la entiendas, sigue adelante”.
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Y eso era lo que pasaba, sobre la base de una confianza ciega en Anderson. “No sabíamos exactamente lo que iba a ocurrir, cómo iban a ser de largas nuestras vidas (como personajes) o cómo se iban a desarrollar las cosas. Teníamos simplemente que seguir adelante y contar una historia”, dijo Cranston, provocando aplausos de la sala.
Momento en el que se levantó y simuló que se iba de la sala de prensa. Una broma como muchas de las que se repitieron en la conferencia, en la que los actores y el director hablaban entre ellos ante la complacencia de los periodistas, que asistían más a un espectáculo que a la presentación de un filme.
Anderson apuntó por su parte: “La película sois vosotros, lo que hacéis. Yo escribo un guion pero todo lo demás es una especie de improvisación, de las emociones que ponéis”.
Aunque Jeffrey Wright consideró que “hay una especificidad en la visión de Wes que no se puede improvisar”. “Tiene un plan y una organización, hay dibujos de Wes que nos ayudan y que son como andamios que nos permiten interpretar su visión”.
Una historia y una película que responde a la perfección al estilo de Anderson: luminosos decorados llenos de colores pastel, múltiples personajes, diálogos delirantes y un tono surrealista que solo él es capaz de imponer a cada una de sus secuencias, un esquema que repite una y otra vez.
En este caso, con la existencia de los extraterrestres como telón de fondo, algo de lo que también preguntaron al director.
“Hemos preparado este filme lo mejor posible pero no es una investigación universitaria o académica. Stephen Hawking insistía en que es matemáticamente improbable que no haya vida extraterrestre. Yo no lo creo realmente”, señaló ente las risas de los periodistas.
Y más risas en el intercambio entre Anderson y Johansson sobre los sueños.
“Trabajo en cine desde hace tanto tiempo que hacer películas y actuar es como una extensión de mi subconsciente y consciencia”, dijo la actriz al ser preguntada por la diferencia entre soñar y actuar.
Y resaltó que usa los sueños para trabajar. “Alguna vez te envié mensajes con mis sueños”, le dijo a Anderson, que también reconoció que a veces encuentra soluciones a sus problemas de guion en sus sueños, aunque “al final no suelen funcionar.
A lo que Wright apostilló: “A veces es mejor quedarse en la cama”.