En coincidencia con el descubrimiento del Archivo del Terror, ayer se conmemoró el Día de la Dignidad Nacional. Sin duda, estos documentos significaron un antes y un después para la historia del Paraguay. El Poder Judicial conserva el archivo en el Museo de la Justicia, Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos, donde se exponen los 700.000 folios, entre ellos 600 libros encuadernados, que testimonian las atrocidades de la dictadura.
De hecho, el Poder Judicial señala en su web que este archivo, incluido en el Registro del Programa Memoria del Mundo como patrimonio intangible de la humanidad, a diferencia de otros archivos similares de América Latina, tiene dos características que lo hacen único: el acceso irrestricto al público desde los hallazgos; y su permanencia bajo custodia de uno de los Poderes del Estado, el Judicial.
Asimismo, subraya que a nivel internacional, el archivo del terror sirvió como soporte documental a numerosos juicios realizados contra represores argentinos, chilenos y uruguayos por su participación en la desaparición de personas en el marco de la Operación Cóndor.
Testimonio. Con el hallazgo del Archivo del Terror, ya no se pudieron negar las detenciones, los abusos, las desapariciones, los secuestros y torturas que tuvieron como responsable al dictador Alfredo Stroessner. Asimismo, la evidencia de estos hechos ayudó a que las víctimas reciban un poco de justicia.
“Después de la aparición de estos archivos la visión de la ciudadanía, y sobre todo de las nuevas generaciones, cambió radicalmente sobre lo que fue el stronismo. Las violaciones de derechos humanos ya no podían ser negadas, ni Stroessner recordado como un ‘anciano bueno’ que desconocía lo que hacían sus colaboradores. La mirada inconsciente que los paraguayos hubieran tenido sobre el régimen de Stroessner hubiera sido mucho más benigna si no hubieran existido las pruebas que dejaron en los archivos”, señala el Museo que alberga los documentos.
Los archivos evidencian que todo el país era vigilado por el régimen. Se controlaban las reuniones, manifestaciones, paneles, publicaciones, asambleas estudiantiles y gremiales, homilías de misas, listas de socios de entidades empresariales e incluso se llevaba un riguroso registro de los compradores de mimeógrafos y fotocopiadoras.
Se pueden observar informes de la policía, fichas, listas de detenidos y otros documentos policiales con detalles de las represiones, archivados por los uniformados. Entre los materiales confiscados hay cartas personales, fotos, panfletos, libros, recortes de diarios, revistas estudiantiles, afiches y publicaciones culturales y de la Iglesia.
Existe un total de 11.225 fichas de detenidos del Departamento de Investigaciones, sección Técnica y Departamento Judicial; además de 1.888 cédulas de identidad y pasaportes; alrededor de 20.000 fotografías de detenidos, de actos políticos, acontecimientos sociales y álbumes de fotos familiares robados en los allanamientos de la policía stronista.
Justicia. Para muchos paraguayos que sufrieron en carne propia la persecución, tortura y exilio, el Archivo del Terror adquiere una particular importancia, pues estos documentos representaron una posibilidad concreta de probar las violaciones a sus derechos y sus arbitrarias detenciones.
El régimen de Stroessner dejó una secuela de 425 desaparecidos, detuvo ilegal y arbitrariamente a casi 20.000 personas y forzó el exilio de más de 20.814 paraguayos, según el informe de la Comisión de Verdad y Justicia.