El pastor prófugo José Insfrán inició su contacto con la política integrando una lista de precandidatos a la Junta Municipal de Mariano Roque Alonso, por el movimiento Vanguardia Colorada para las elecciones municipales del 2010. Como su candidato en las internas perdió, probó suerte al año siguiente en las internas partidarias y en esa ocasión fue electo miembro titular de la seccional 202 de Mariano Roque Alonso para el periodo 2011-2016. Su candidatura fue por el movimiento Frente para la Victoria, fundado por Luis Alberto Castiglioni y reunía, entre otros, al fallecido ex senador Óscar González Daher, Javier Zacarías Irún y al propio Mario Abdo Benítez. Posteriormente, este movimiento postuló a la dupla Javier Zacarías Irún y Nicolás Aguayo para presidente y vicepresidente de la República en las internas coloradas de diciembre del 2012, en las que triunfó la fórmula Cartes-Afara.
En el 2019, de acuerdo con los registros de la ANR, José Insfrán mudó su voto a Curuguaty, donde erigió un lujoso templo con todas las comodidades para sus seguidores. Incluso tenía su propia radio. Según las investigaciones realizadas, la iglesia servía para lavar dinero de una megaestructura criminal. “Las costosas construcciones y grandes eventos de índole religiosa servían para inyectar dinero malhabido en el circuito financiero local”, habían detallado los investigadores. De hecho, uno de sus seguidores era el ex diputado colorado Juan Carlos Ozorio, actualmente imputado y en reclusión por sus vínculos con el narcotráfico.
Más recientemente el pastor aspiraba a la Gobernación de Canindeyú, pero no lo logró. Desde que se inició la operación A Ultranza Py tanto el pastor como su hermana Yolanda Insfrán Galeano se encuentran con paradero desconocido.
La hermana tiene su propia historia de incursión en la política: fue candidata a concejala de Mariano Roque Alonso por el Partido Colorado en las municipales de 2015. Superó las internas respaldada por Honor Colorado e integró la lista de candidatos a la Junta Municipal; sin embargo, en los comicios municipales no alcanzó los votos suficientes.
De acuerdo con las investigaciones, los hermanos Insfrán conformaban un bloque dedicado al blanqueo de capitales, en el que ambos cumplían roles de administradores y testaferros de empresas que funcionaban como fachadas para ingresar activos ilícitos al sistema financiero. Eran un clan liderado por otro hermano, Miguel Insfrán, alias Tío Rico, también requerido por la Justicia.
Este caso es prácticamente un manual de instrucciones de cómo opera el crimen organizado para el blanqueo de capitales, pero especialmente de cómo invierte sus recursos para contar con aliados políticos: invirtiendo en candidaturas.
No se debe perder de vista que en los procedimientos en el marco de la operación A Ultranza Py fueron incautados bienes por valor de más de 100 millones de dólares, inmuebles, casas, estancias, vehículos, embarcaciones, aviones y cabezas de ganado vacuno. Por tanto es de suponer que los recursos abundan.
La Fiscalía General del Estado debe redoblar sus esfuerzos para obtener mejores resultados. A Ultranza ya nos demostró a los paraguayos una radiografía del desmesurado poder económico del crimen organizado; sin embargo, falta que las instituciones del Estado estén acordes con el desafío.
Resulta altamente peligroso para la institucionalidad del país que la mafia, el narcotráfico y el crimen organizado tengan las puertas abiertas y asegurada la impunidad para invertir su dinero sucio en la política. Es por eso que es urgente que se siga investigando y se logre esclarecer el caso del pastor prófugo vinculado con el esquema de lavado e incursión en la política.