09 sept. 2024

Se deben despejar dudas sobre licitaciones para Hambre Cero

El proyecto estrella del Gobierno está demorado en su ejecución y plantea serios cuestionamientos. Hambre Cero es un proyecto destinado a proveer desayuno, merienda y almuerzo a los escolares paraguayos pobres. A pesar de que se dispone de los recursos, la implementación avanza lenta y ya acumula sospechas. Los llamados a licitación están despertando alarmas, por eso los ciudadanos debemos estar atentos y

exigir transparencia en la ejecución del programa. Los políticos deben tener en cuenta que con el hambre de los niños no se lucra.

El programa Hambre Cero tuvo un mal inicio. Concebido con arrogancia como el proyecto estrella del Gobierno de Santiago Peña, ignoró absolutamente todas las críticas, cuestionamientos y sugerencias respecto a su ejecución.

Posteriormente, la decisión de eliminar el Fonacide para crear el Fonae, el nuevo fondo que debe centralizar los recursos de la alimentación escolar, apenas tuvo debate en el Parlamento. De esta manera, los fondos que manejaba Fonacide, USD 250 millones anuales que recibe Paraguay por la venta de excedentes de energía de Itaipú al Brasil, fueron redirigidos y el programa pasó a ser administrado por Tadeo Rojas, titular del Ministerio de Desarrollo Social.

Ya hemos atravesado la línea de la mitad del año y hasta ahora los escolares no están recibiendo los alimentos. El arranque del programa no solamente está siendo lento, sino que además ya han surgido dudas y sospechas, pues los llamados a licitaciones en el marco del programa Hambre Cero están generando interrogantes.

En Alto Paraguay se maneja un presupuesto de G. 39.000 millones para la provisión de desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena, además de un agregado de G. 4.000 millones para merienda; el costo unitario es de G. 18.924 para el almuerzo y G. 2.300 para la media mañana y merienda. Una sola empresa se presentó a la licitación, que ya se había adjudicado en 2022 con una licitación de merienda escolar para el mismo departamento. La empresa adjudicada tiene su sede en Lambaré, según los datos que figuran en la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas. En la Gobernación de Canindeyú, el presupuesto es de G. 84.000 millones y la empresa adjudicada tiene sede en Pedro Juan Caballero. Esta firma ya prestó el mismo servicio a la Gobernación de Amambay el año pasado y se presentó al llamado para los distritos de Itakyry, Juan E. O’Leary y Ñacunday.

En Ñeembucú hay varios oferentes; y una de las firmas ya había sido adjudicada con varias licitaciones de almuerzo escolar en Caaguazú y Caazapá, además de servicios de provisión de alimentos al IPS. En cuanto a Itapúa, el concejal Denis Fraulob denunció sobrecostos en el llamado de G. 36.000 millones y que además existiría un supuesto direccionamiento para una de las empresas.

Mientras el Gobierno se demora en la ejecución de Hambre Cero y no garantiza la celeridad y la eficiencia en la provisión del servicio, se ha informado que desde hace cinco meses que el Ministerio de Desarrollo Social no está proveyendo insumos a las articulaciones de ollas populares y comedores, por lo que deben pedir ayuda a la ciudadanía para seguir resistiendo. Hay 680 solicitudes sin respuestas.

La situación de necesidad en el país es bastante seria. El Ejecutivo apuró un proyecto, pero no está siendo muy eficiente en su ejecución. Asimismo, se debe recordar que al eliminar Fonacide y destinar todos los recursos para centralizar los recursos en la alimentación escolar han causado un grave daño a otros programas y servicios; entre ellos destacan, sin duda, el 10% que iba destinado al Fondo Nacional de Salud que, en términos monetarios, USD 49.794.463, servía para financiar programas para la salud mental, atención integral a pacientes oncológicos y para la provisión de insumos y equipos para el Ministerio de Salud.

Hambre Cero debe ser un programa que se ejecute con eficiencia. El mismo Santiago Peña había dado su palabra y, aunque es de hecho el trabajo para el cual fue electo, tiene la obligación de controlar que Hambre Cero se ejecute con honestidad, transparencia y sin improvisaciones. El hambre de los niños no acepta populismos.

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