La batalla legal sobre la píldora mifepristona ha crecido de manera más intensa desde que la Suprema Corte de Estados Unidos revocó el derecho federal al procedimiento.
El viernes, la primera sentencia la emitió un juez federal en Texas, Matthew Kacsmaryk, designado por Donald Trump y conocido por sus opiniones ultraconservadoras, quien retiró la autorización que la Administración federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) había dado hace más de 20 años a la píldora abortiva.
GIRO. También el viernes, pero en la noche, en un dramático giro legal en dirección opuesta, un juez federal de Washington, Thomas Rice, nombrado por el presidente demócrata Barack Obama, dijo que la FDA debe mantener disponible la píldora abortiva en al menos 12 estados.
El juez Kacsmaryk dijo que su fallo no se aplicaría antes de siete días, para que el Departamento de Justicia pueda apelar.
El sábado 15 de abril, fecha posible de su decisión, tendrá lugar una “movilización de urgencia” en todo el país convocada por la organización feminista Women’s March.
A continuación, el contexto sobre la píldora y su uso.
Según el Instituto Guttmacher, la píldora representó más de la mitad (53%) de los 930.160 abortos registrados en 2020 por esta organización que investiga políticas públicas y de salud reproductiva en Estados Unidos.
En 2008 la cifra fue de 17% y en 2017 del 39%.
Si bien el número de los llamados abortos por medicación se ha disparado dramáticamente en Estados Unidos en los años recientes, todavía no es tan prevalente como en varias naciones europeas.
En Francia, por ejemplo, los abortos de este tipo representaron el 70% del total en 2020.
La píldora abortiva es diferente a la del “día después”, que pueden utilizar las mujeres luego de tener relaciones sexuales, para prevenir un embarazo.
La píldora abortiva se toma para inducir un aborto una vez que la mujer confirma que está embarazada.
De hecho, involucra más de una píldora. La primera, mifepristona, conocida también como RU 486, detiene la continuidad normal del embarazo al bloquear la producción de la hormona progesterona.
Otro medicamento, misoprostol, se toma 48 horas después y provoca calambres, sangrado y vacía el útero.
Las píldoras abortivas pueden usarse en casa y no requieren asistencia médica.
La FDA dio luz verde a la mifepristona y al misoprostol en el 2000.
Se aprobó para su uso hasta la semana 10 de embarazo, luego de la cual una mujer necesitaría abortar mediante otros métodos, como la aspiración al vacío.
El costo promedio de un medicamento abortivo en la organización Planned Parenthood es de 580 dólares, pero puede llegar a costar más de 800.
El uso de la píldora abortiva durante el periodo de tiempo especificado se considera seguro y efectivo por expertos médicos.
Los embarazos se interrumpen con éxito en más del 95% de los casos en los que se usa la píldora, según estudios.
Complicaciones serias, como sangrado excesivo, fiebre, infección o reacción alérgica, que requieren consulta médica, son inusuales.
Al menos 13 estados de Estados Unidos prohibieron la mayoría de abortos, incluso los que requieren medicamentos, desde que la Suprema Corte revocó en junio el derecho constitucional a abortar.
Pese a las prohibiciones, varias organizaciones se han movilizado para suministrar píldoras abortivas a mujeres en estados donde el aborto está restringido.
El alcance de esos esfuerzos es difícil de evaluar.
En los estados donde el aborto es legal, la FDA recientemente flexibilizó las restricciones en torno a la mifepristona, y permitió que se pueda enviar por correspondencia con una prescripción o que se venda directamente en las farmacias.
“La Corte Suprema tiene una larga tradición de respeto por las opiniones científicas de las agencias federales”, dijo Lawrence Gostin, profesor de Derecho en la Universidad de Georgetown, a la AFP.