Se desvió todo. Lo que parecía ser jornadas de movilizaciones exigiendo transparencia en las elecciones, terminó en totalmente en un caos.
Las protestas fueron iniciadas por adherentes del ex candidato a presidente Paraguayo Cubas y su movimiento Cruzada Nacional, y se juntaron a ellos otros ciudadanos “cansados” de la “hegemonía colorada”.
Sin embargo, vemos una vez más víctimas colaterales de estas manifestaciones, porque la idea era visibilizar el cansancio o que supuestamente hubo fraude, pero muchos se aprovecharon de ese hartazgo para destruir lo que encontraron a su paso.
Hubo amenazas, destrucciones, agresiones, privaciones ilegales, lo que llevó a muchos a expresar que no se entendía el reclamo que hacían, ya que “no hay un liderazgo fijo”, todos gritan, “no parece que haya un objetivo”.
Y acá hago un recuento de lo que ocurrió en estos días.
Cuatro ambulancias fueron atacadas, en diferentes puntos del país, cuando en un infortunio les tocó pasar por las zonas de movilización.
A la par, los protestantes se encargaron de incendiar cubiertas y patrulleras, vehículos particulares y de la GEO.
En la zona del Puente Remanso destrozaron las casetas de peajes, rompiendo los vidrios, intentando robar las recaudaciones.
Una mujer de la parcialidad Chamacoco sufrió por horas con su pequeño hijo, quien estaba padeciendo un problema del estómago. Iba del Chaco hacia Luque para que sea atendido, pero su colectivo fue atajado por la turba.
Desesperada y con el niño desmayado, ella se bajó y recurrió a las autoridades, quienes pudieron enviarlo en una ambulancia hasta un hospital.
Luego estuvo Payo Cubas, quien alentó a muchos a levantarse, a exigir los derechos, incitando a sublevarse a tal punto que los lleven a la cárcel si es necesario. Arengó a sus seguidores con la frase conocida de “vencer o morir”.
Incluso, el viernes pasado celebraba su entrada a la prisión, queriendo dejar un mensaje al pueblo de que la actitud que tomó era la correcta.
Muchos adeptos tomaron un camino parecido, ya que instaban, si es necesario, a romper todo, como reclamo a que no salieron vencedores en las votaciones. Proponían incluso a agredir a comunicadores y a autoridades.
Ese mismo día se presentó un grupo de la Mesa para la Seguridad de Periodistas para denunciar que colegas comunicadores fueron víctimas, cuando hacían las coberturas.
Los periodistas Pablo Dávalos y Nidia Barreto, de medios de la ciudad de Villarrica, fueron interceptados por manifestantes, cuando estaban trabajando. Los manifestantes les empezaron a gritar y hasta tiraron sus aparatos y fueron agredidos. También se denunció el ataque con piedras a un móvil de Telefuturo.
Mi pregunta es: ¿Qué les hace creer que esta es la manera de pedir justicia, o exigir transparencia?, porque está claro que así no se consigue mucho.
Con este rumbo que se tomó, el reclamo se desvió hacia el lado del miedo y la incertidumbre para los ciudadanos.