AFP
Candidatos en 2026? Una incógnita. La frágil salud del presidente izquierdista Lula y las ataduras legales de su rival ultraderechista Jair Bolsonaro podrían dejar por fuera de los comicios a los dos protagonistas de la política brasileña.
Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, sigue hospitalizado tras haber pasado el martes y el jueves por cirugías exitosas vinculadas a una hemorragia intracraneal, consecuencia de una caída que sufrió hace casi dos meses.
Sus médicos informaron que se encuentra “neurológicamente perfecto” y él mismo publicó un video en el que aseguró que se encuentra “fuerte” luego de la operación, que fue complementada con un cateterismo para minimizar el riesgo de futuros sangramientos.
PROBLEMAS DE SALUD
No obstante, en los últimos años han aumentado sus problemas de salud. Tuvo una crisis de hipertensión en enero de 2010, en el final de su segundo mandato.
El mandatario, entonces de 64 años, fue hospitalizado durante unas horas en la ciudad brasileña de Recife (Nordeste). El aprieto fue causado probablemente, según los médicos, por estrés y cansancio. A partir de entonces, abandonó el cigarrillo después de cincuenta años como fumador.
Tras dejar el poder en 2011, fue diagnosticado con cáncer de laringe y se sometió a quimioterapia y radioterapia
Los médicos anunciaron “una recuperación total” al año siguiente, aunque su voz quedó con un sello particular: ronquera. Durante la campaña a la presidencia en 2022, algunos adversarios cuestionaron su estado de salud debido al deterioro de su voz.
Tras ser elegido para su tercer gobierno, en noviembre de 2022, Lula fue intervenido para retirarle una lesión no maligna en la laringe.
En septiembre de 2023 fue operado de la cadera para colocarse una prótesis completa y aliviar un dolor que le aquejaba. Lula sufre de artrosis, un desgaste en los cartílagos que revisten las articulaciones, y que puede limitar el movimiento.
Antes de sus actuales problemas médicos, la percepción general era que Lula se estaba preparando para volver a presentarse a las elecciones, aunque no lo hubiera hecho oficial.
BARRERAS LEGALES
De su lado, Bolsonaro, de 69 años, enfrenta barreras legales para intentar volver a la presidencia, que perdió ante Lula en los comicios de 2022.
El ex capitán del Ejército está inhabilitado políticamente por ocho años por haber cuestionado sin pruebas la fiabilidad del sistema de voto electrónico.
Otro obstáculo podría sumarse si la Fiscalía lo imputa por abolición violenta del Estado democrático de derecho y golpe de Estado luego de que una investigación policial determinó que participó en un supuesto plan frustrado para permanecer en el poder tras las elecciones de 2022.
Imperturbado por las acusaciones, que niega, Bolsonaro asegura que será candidato de las fuerzas conservadoras en 2026, apostando a que el Supremo Tribunal Federal (STF) anule la inhabilitación y que el Congreso apruebe una amnistía.
“Soy el plan A, el plan B también y el plan C”, dijo el ex presidente la semana pasada a una emisora radial. “Hasta después de mi muerte física o política definitiva no pensaré en un posible nombre”, añadió.
Lula también había sido inhabilitado en las presidenciales de 2018 tras ser condenado en la Justicia ordinaria por corrupción. El STF luego anuló las condenas contra el líder izquierdista.
MONOPOLIO DE LA IZQUIERDA
Por décadas Lula monopolizó el liderazgo de la izquierda brasileña: fue candidato en seis de las ocho elecciones presidenciales desde el fin de la dictadura en Brasil en la década de los 80.
Tras ganar en 2002 y ser reelecto en 2006, dejó el Gobierno con una popularidad récord.
“Nadie está hablando de sucesión para 2026 en este momento”, dijo a la AFP una fuente de su Partido de los Trabajadores. “Todo el mundo da por hecho que Lula será candidato”, añadió.
“Con seguridad el presidente Lula será nuestro candidato en 2026 para poder mantener nuestro proyecto”, dijo esta semana a la CNN el ministro de Comunicación, Paulo Pimenta.
Seis de cada diez electores de izquierda esperan que busque la reelección en 2026, según una encuesta de MDA “Lula está cerca de los 80 años. Y no tiene repuesto. Esa es la desgracia de Brasil”, lamentó recientemente el ex presidente uruguayo José Pepe Mujica.
POSIBLES REEMPLAZANTES
Las encuestas y especialistas destacan a Haddad, una de las caras más reconocibles del Gobierno, como su principal eventual sucesor.
A pesar de la inhabilitación, Bolsonaro se mantiene políticamente activo y sigue siendo el principal referente de la derecha.
“Intenta inspirarse en Trump (...) pero todavía tiene una larga batalla en los tribunales brasileños”, dijo a la AFP Roberto Goulart, profesor del instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia.
La prensa local y analistas barajan diversos nombres como favoritos a convertirse en su “heredero”.
El más destacado es Tarcísio de Freitas, gobernador del estado de São Paulo, motor económico del país.
Uno de los hijos del ex mandatario, el diputado Eduardo Bolsonaro, también se autoproclamó como un posible “plan B” del movimiento conservador. Incluso su esposa y ex primera dama, Michelle Bolsonaro, de 42 años, aparece en la danza de nombres. Según Goulart, Bolsonaro “todavía tiene que confirmar la longevidad de su liderazgo”.