Nacido a la fama desde la Serie B del Calcio con Vincenza, su paso por la Juventus y por el Milan, la dupla intratable con Roberto Bettega en el Mundial de Argentina 1978, lo elevaron a la consideración mundial, pero el affaire totonero del año siguiente (un lío de apuestas en que Rossi terminó suspendido por cuatro años, amnistiado a los dos) los sacaron del panorama y volvió al límite de su estado físico a la Copa del Mundo que lo catapultó a la gloria y el reconocimiento unánime.
Sin embargo, quien fue balón de plata en Argentina, goleador de la serie A en 1978, también fue balón y bota de oro, con seis goles, cuatros después en el Santiago Bernabeu.
En la noche de la consagración (3-1) frente a la Alemania de Rumenigge.