Los astronautas de la NASA Douglas Hurley y Robert Behnken pusieron rumbo a la EEI abordo de la cápsula Crew Dragon para certificar el sistema de vuelo de la empresa SpaceX, fundada por Elon Musk, generando una expectación entre la población que no se veía desde hacía años.
LA MISIÓN DEMO-2. La misión Demo-2, cuya primera parte concluirá cuando la cápsula atraque este domingo en la EEI 19 horas después del despegue, es la prueba final del programa de vuelos espaciales comerciales que comenzó cuando la NASA otorgó en 2014 sendos contratos a SpaceX y Boeing para la comercialización de la órbita terrestre para abaratar los costos de los viajes espaciales.
“Felicitaciones (...) por este primer viaje tripulado para Falcon 9, fue increíble”, dijo el astronauta Doug Hurley, comandante de la nave cuando la cápsula Dragon alcanzaba ya 27.000 km/h, a unos 200 km de altura.
Los astronautas permanecerán en la EEI entre 6 y 16 semanas, durante las que pondrán a prueba los sistemas de la cápsula Crew Dragon con la que tendrán que retornar sanos y salvos a casa, tras lo cual comenzarán las misiones operadas por compañías privadas.
Doug Hurley y Bob Behnken son amigos, entraron en la NASA en el año 2000, se casaron con mujeres astronautas, ambas ya retiradas y pertenecientes a su misma promoción, tienen cada uno un hijo y ahora hacen historia al ser los primeros en viajar a la EEI nueve años después de la cancelación del programa de transbordadores espaciales desde suelo estadounidense.
Desde 2011, la NASA se vio obligada a utilizar el sistema de lanzamiento ruso del Soyuz para enviar a sus astronautas a la EEI, pero ahora recupera su autonomía al dejarlo en manos de compañías privadas.
El objetivo final de la Agencia aeroespacial estadounidense es crear un modelo de viajes espaciales comerciales con el que pretenden viajar a la Luna y a Marte gracias al impulso de la industria privada. La emoción se mantuvo hasta el último momento debido a las condiciones meteorológicas que amenazaron con cancelar el lanzamiento, tal y como ocurrió el pasado miércoles.
LA LUNA Y MARTE. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el vicepresidente, Mike Pence, no se perdieron el espectáculo y se desplazaron hasta el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), para ver el despegue en directo, lo que refleja la importancia que le otorga su Administración a la exploración espacial.
Trump, que quiere dedicar 25.000 millones de dólares a la Agencia aeroespacial estadounidense del presupuesto del año que viene, dijo “estar orgulloso tanto de los trabajadores de la NASA como los del sector privado” tras el despegue. “Vamos a ir a la Luna para poder ir hasta Marte”, indicó Trump, que es el primer presidente en el cargo que viaja hasta el Centro Espacial Kennedy para ver un lanzamiento desde Bill Clinton, en octubre de 1998.
Apoyo
La agencia espacial estadounidense ha pagado más de 3.000 millones de dólares a SpaceX del excéntrico multimillonario Elon Musk para diseñar, construir, probar y operar su cápsula y hacer seis viajes espaciales de ida y vuelta. El desarrollo experimentó retrasos, explosiones, problemas de paracaídas, pero SpaceX venció al gigante Boeing, al que la NASA también pagó para hacer una cápsula, la Starliner, que aún no tiene lista.