Hitler Cigarruista es el nombre del periodista panameño que denuncia todas las penurias que ya le hizo pasar llamarse como el fallecido líder nazi. Desde problemas en redes sociales hasta burlas de sus colegas.
“Mi papá quería demostrar que podía haber un Hitler bueno”, relató Cigarruista al medio El País. Sostuvo que a su padre no le importaría que se cambiara el nombre, pero todos sus diplomas de seminarios, cursos, universidades aparecen con el nombre de Hitler, y sería sumamente costoso el cambio.
La última dificultad que pasó este periodista de 50 años fue en las redes sociales. Si bien su nombre causa alarmas en todas las plataformas, nada está claro cuando se usan redes sociales.
Cigarruista usa, más que nada, LinkedIn y la plataforma no detecta su nombre como fuera de lugar, al igual que Twitter, que no notifica su nombre, pero Facebook es más restrictivo.
La popular red social estipula en sus normas que no se permiten en los nombres “palabras ofensivas o sugerentes de cualquier tipo”. Hitler parece ser una de ellas, porque Cigarruista no pudo darse de alta. Desde entonces utilizó el nombre de su hijo, Carlos, al menos en Facebook.
La decisión de cambiarse el nombre en la popular red social le trajo burlas por parte de sus colegas periodistas. A modo de broma otros profesionales lo llaman por su nombre de Facebook.
Hitler tampoco pudo crear una cuenta de Gmail con su nombre. En las políticas del uso de correo de Google no se advierte con claridad sobre el uso de palabras denigrantes o insultos al crear un email, pero no puede utilizar su nombre en el servicio.
Los problemas con su nombre trascendieron en la ocasión que debían enviarle un correo y la encargada del trabajo lo contactó para comentarle de la dificultad. Su correo electrónico existía, pero los mensajes rebotaban.
El periodista también relató la ocasión en que viajó a Alemania. Comentó que en el aeropuerto alemán le preguntaron una y otra vez su nombre, e incluso la mujer que lo atendió llamó a otros compañeros, que le volvieron a preguntar su identidad. Luego del interrogatorio, lo dejaron pasar sin más dificultades.
“Me preguntaban si de verdad era mi nombre entre risas y sorpresa. Pero nada más, me sellaron y entré. Iba con una chica a la que hicieron muchas más preguntas que a mí sobre el viaje”, añadió.
Por último, comentó que su identidad tiene una particular ventaja: que a nadie se le olvida.