La Secretaría Nacional de la Juventud fue creada por decreto en el año 2013, durante la presidencia de Horacio Cartes, reemplazando de esta manera a la Subsecretaría de la Juventud que dependía del Ministerio de Educación. Lamentablemente, nunca ha logrado cumplir con sus elevados objetivos, pues ni siquiera pudo convertirse en una referencia para los jóvenes paraguayos. El reciente nombramiento y el escándalo que rodea a la nueva secretaria corroboran que es nada más que otra entidad al servicio del clientelismo partidario colorado.
La Secretaría Nacional de la Juventud fue creada a través del Decreto N° 262, en el año 2013, para organizar, armonizar y coordinar las acciones del Estado para satisfacer las necesidades y expectativas de los jóvenes. Vino a reemplazar a la subsecretaría que dependía del MEC y pasó a depender directamente del Ejecutivo.
La Secretaría debe promover la participación política, social, cultural y económica de juventud; asimismo, incentivar el conocimiento y la participación de los jóvenes, promoviendo y financiando estudios e investigación, capacitación y otras iniciativas; debe dar a conocer las convocatorias y requisitos para el acceso de las becas que dispone el Estado e identificar a nivel nacional a posibles beneficiarios a través de una base de datos de carácter nacional, pero sobre todo, debe diseñar, elaborar e implementar la política de Estado referente al sector juvenil, a corto, mediano y largo plazo.
Desafortunadamente, aunque esto escasamente puede ser atribuido a la fortuna y sí a fallos en la gestión política, esta oficina nunca ha podido cumplir con sus objetivos, ya que tuvo el triste destino de convertirse en otra entidad al servicio del nefasto clientelismo partidario. Es precisamente por eso que en el Paraguay los jóvenes y los adolescentes nunca han tenido cabida en los planes de Gobierno. La realidad es que los jóvenes paraguayos se incorporan muy temprano al mundo laboral, y lo hacen en condiciones de grandes precariedades; para esto deben abandonar sus estudios, lo que a su vez limita seriamente sus oportunidades. En esta breve descripción se debe agregar que ellos tampoco tienen acceso a la salud, a la cultura y al deporte. Por eso se ha casi normalizado que adolescentes y jóvenes organicen polladas y rifas cuando necesiten viajar para alguna competencia en el exterior, pues es bien sabido que los deportes –excepto el fútbol– no encuentran apoyo alguno.
Tal como explicó Raúl Benítez, diputado del Partido Encuentro Nacional, la Secretaría de la Juventud tiene 40 funcionarios, 24 jefaturas, cerca de diez direcciones. “Evidentemente esos cargos que se van creando son solamente para poder cumplir con las personas que tal vez ayudaron en campaña”. Señala que la Secretaría es una estructura que no está diseñada para satisfacer la demanda juvenil, sino para responder a una cuestión de llenarse de operadores políticos. El presupuesto es de más de G. 10.623 millones para este 2024, y los salarios son muy buenos, como el de la nueva y polémica ministra Salma Agüero, que percibirá la suma de G. 25.151.200. Estos funcionarios no representan a los jóvenes ni tampoco trabajan para representar sus intereses, sino los intereses políticos partidarios de quienes los designaron para estos cargos.
La nueva ministra, Salma Agüero, tiene 24 años, fue jefa de campaña del Partido Colorado en Capital y luego se desempeñó en la Dirección Juventud de la Municipalidad de Asunción y carece de un título universitario. Ella sostiene que su dedicación trasciende desde la época del colegio, donde militaba en el centro de estudiantes; de hecho, en el año 2017, como presidenta del Centro de Estudiantes del Salesianito, con un grupo de estudiantes denominados independientes habían pedido al MEC castigo a los secundarios aglutinados a federaciones, ante la toma de colegios. Agüero tampoco recuerda sus publicaciones antisemitas y racistas en redes sociales de hace una década.
La ciudadanía seguirá sosteniendo, pues con sus impuestos una Secretaría de la Juventud que poco colaborará con las necesarias políticas públicas para promover el potencial de la población joven, potencial que no será alcanzado puesto que a los jóvenes se les niega todo, salud, educación, seguridad, oportunidades y empleo digno.