El homenaje se realizó este jueves, antes de la sesión ordinaria. El objetivo fue reconocer la labor del padre Aldo Trento “por su vocación de servicio e incansable asistencia a personas carenciadas y con enfermedades terminales”.
El proyecto de declaración fue presentado a la Cámara de Senadores por los legisladores Zulma Gómez y Javier Zacarías Irún y aprobado por el pleno.
Trento, de nacionalidad italiana, reside en Paraguay desde hace 28 años y está actualmente al frente de la Fundación San Rafael, que cuenta con asistencia y servicios médicos para personas de escasos recursos, además de la ayuda espiritual y profesional necesaria para los enfermos terminales.
“Acompañé en la muerte a 2.185 (personas) en estos años, con la gracia de Dios; la confesión, la unción de los enfermos y la misa de cuerpo presente, que es una cosa bellísima, uno se va derecho al paraíso”, expresó el religioso este miércoles a los legisladores.
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Con mucha humildad, dijo que no merecía el reconocimiento, pero agradeció que lo tengan en cuenta por todos estos años que viene donando su vida a este país. “Les garantizo que soy feliz”, aseguró.
Recordó sus años de juventud en su Italia natal, y del tiempo en que fue partidario de la “extrema izquierda. Justificó haber estado de ese lado porque había “perdido la cabeza en la búsqueda del infinito”, hasta que encontró a Cristo y lo entendió todo.
Abogó porque los legisladores velen por los valores del Paraguay, al que calificó como un país fuertemente católico.
“Nunca se dejen guiar por la ideología, que es siempre falsa porque es producto de la fantasía humana, sino por la realidad, por la conciencia de nuestro pueblo”, agregó.
Aunque recordó que el papa Francisco durante su visita a Paraguay le encomendó que siga luchando contra la corrupción que es el “kupi’i que lentamente destruye el pueblo”. Justificó a los corruptos por haber nacido de Adán y Eva, haciendo referencia a los relatos de la Biblia.
Solo atinó a mencionar que lo importante es arrepentirse y reconocer que Jesús vino al mundo a salvarlo del pecado.