La senaduría vitalicia apareció en estas experiencias como un reconocimiento a los presidentes que hayan culminado sus mandatos, en algunos textos figura como algo opcional, y en otros no. Sin embargo, su práctica se fue eliminando a través del tiempo y las reformas constitucionales de cada país.
En Italia, su carta magna, que data de 1947 y que está vigente hasta nuestros días, señala en su artículo 59 que el presidente de la República será senador nato y vitalicio una vez terminada su función, pero mientras esté en el cargo de mandatario puede nombrar senadores vitalicios a cinco que hayan enaltecido al país y destacado en el campo social, científico, artístico y literario.
Los únicos otros dos países, además de Italia y Paraguay, donde figura aún la senaduría vitalicia son africanos.
En Ruanda la cuestión es opcional, ya que el artículo 80 de su carta magna señala que el presidente de la República que deje el cargo puede convertirse en miembro de la Cámara Alta si lo solicita y lo aprueban los miembros del Buró del Senado dentro del plazo de treinta días después de haber dejado el cargo.
En Burundi, el artículo 180 de su Constitución señala que todos los ex jefes de Estado serán parte del Senado. Actualmente, este país analiza la eliminación de este artículo constitucional a través de un referéndum, pero la inestabilidad política generada ya ha provocado unos 500 muertos, según publicaciones.
OTROS. En Brasil, la figura de la senaduría vitalicia estuvo vigente entre los años 1824 y 1889, durante el periodo monárquico. En Chile, dicha figura fue incorporada en la Constitución de 1980, pero luego eliminada con las reformas del año 2005, por lo que solo Augusto Pinochet y Eduardo Frei Ruiz-Tagle ocuparon este cargo.
En el caso de Perú, fueron senadores vitalicios José Luis Bustamante y Rivero, Fernando Belaúnde Terry y Alan García Pérez, ya que esta figura existió de 1979 a 1993.
Venezuela tuvo también la senaduría vitalicia entre 1961 y 1999, año en que fue eliminada.
Canadá también tuvo senadores vitalicios y el último renunció a su banca en el año 1999. Desde 1965, los senadores deben retirarse a los 75 años.