El comportamiento del mercado mundial favoreció al sector granelero, pero el factor climático no acompañó esa bonanza y ahora hay incertidumbres sobre el inicio de la campaña agrícola 2021-2022, que arranca con el cultivo de soja. Por el momento, las recomendaciones apuntan a no echar las semillas antes de la primera quincena de setiembre.
Los rubros de exportación sufrieron los embates del clima desde sequías, lluvias fuera de época y hasta heladas mucho más fuertes que años anteriores.
Con el panorama actual, se espera que el suelo siga seco hasta finales de mes, luego los productores deberán analizar cómo continúan las perspectivas de lluvias para organizar la siembra. “No tenemos previsiones de cuándo vamos a poder comenzar efectivamente los trabajos en el campo”, dijo al respecto la presidenta del Instituto Nacional de Biotecnología Agrícola (Inbio), Simona Cavazzutti.
La recomendación para los productores es mantener la prudencia y empezar los trabajos en la primera mitad de setiembre, aunque en algunas ocasiones, los sojeros se arriesgan desde finales de agosto.
Sobre los efectos del clima, Cavazzutti explicó que primeramente se presentó la falta de lluvias para la soja y el maíz, lo que derivó en una producción no tan exitosa, como la anterior que alcanzó alrededor de once millones de toneladas. Posteriormente hubo precipitaciones, pero en épocas en que las plantas no estaban listas para recibirlas y para terminar hubo aproximadamente seis heladas, cuando en campañas anteriores se registraban dos. Este último fenómeno primero dañó gravemente al maíz y luego al trigo. Aunque todavía se desconocen el impacto cuantitativo sobre estos cereales, el Inbio estima que la pérdida supera el 50%. “Estamos mirando con mucha preocupación la cuestión climática”, aseveró la titular de la asociación.
CAMBIO CLIMÁTICO. Hace una semana, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas alertó sobre la necesidad de establecer acciones frente al calentamiento global.
Para Cavazzutti se trata de ciclos naturales y, por tanto, no hay mucho que se pueda hacer para contrarrestar la situación.
Sin embargo, refirió que se debe seguir trabajando en las buenas prácticas agrícolas que consisten en el uso consciente del suelo y técnicas de manejo de las plantas.