Richard Bach decía que “el vínculo que te une a tu verdadera familia no es el de la sangre, sino el del respeto y la alegría que tú sientes por las vidas de ellos y ellos por la tuya”. Y más cierta no podría ser esta frase a la hora de mencionar a las familias acogedoras.
Estas familias son aquellas que abren las puertas de su hogar a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad que buscan reconstruir y crecer con una familia que les brinde protección, contención y mucho amor.
Teresa Benegas O’Hara lleva 15 años abriendo su corazón, sus brazos y las puertas de su casa a los pequeños que lo necesitan. “Pasaron por nuestra casa 14 niños cada uno de ellos fue una bendición enorme y un desafío grande. Lo que hicimos por ellos cambió nuestra vida y la vida de mis cuatro hijos de sangre”, afirma.
Menciona que cada vez que le preguntan por su familia, cuenta que tiene cuatro hijos de sangre y catorce de corazón. “Nos sentimos elegidos por Dios, nos hizo instrumentos para dar nuestros brazos, dar amor. Ver los milagros ocurridos con estos chiquitos es increíble”, afirma.
La decisión de ser familia acogedora surgió luego de ver un programa de televisión, donde estaban entrevistando a una familia y haciendo un llamado urgente a personas de buen corazón que se quieran unir a esta noble causa. Al consultarlo con su esposo e hijos, aceptaron el reto y luego de una entrevista con el equipo técnico del Centro de Adopciones fueron seleccionados y aceptados.
MISIÓN. Teresa recalca que es de suma importancia la entrevista que realiza la fundación ya que el requisito fundamental es no tener intención de adoptar sino de ser familia acogedora mientras dura el proceso. “Nuestra misión es de cuidar, contener, que estén en brazos de amor”, subraya.
La ayuda que brindan estas personas es considerada “vital” ya que evita que los chicos estén en orfanatos y se puedan desarrollar dentro de un núcleo familiar y tengan un crecimiento físico y mental aceptable.
Benegas O’Hara indica que en esta tarea de familia acogedora se experimenta el dolor y la alegría. “Lógico que nos encariñamos, son nuestros hijos, los amamos. Son pedacitos nuestros. Siempre digo que tengo el corazón roto en 14 pedacitos, de las catorce veces que tuve que entregar a mis bebés, pero todas esas cicatrices van sanando al ver cómo se forma una nueva familia”, explica.
Lamenta que en nuestro país el sistema de adopción sea tan lento, e insta a los que puedan sumarse. “Ojalá mucha gente se anime a tener a estos bebecitos en la casa. Esta experiencia de familia acogedora te educa, te hace más persona”, concreta.
Los interesados pueden acudir al Centro de Adopciones (Padre Cardozo 791 y Defensa Nacional) o llamar al (021) 204-178.
AMOR. Las familias acogedoras buscan aportar experiencias positivas en los niños y jóvenes.