Claudia Sheinbaum, una científica de izquierda de 61 años, deberá combatir la violencia que dejó casi 190.000 muertos durante el gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador, su padrino político, y que frena el crecimiento de México, dijeron analistas a la AFP.
Otros retos son reducir la pobreza en la que vive un tercio de la población, mitigar el creciente impacto del cambio climático en un país con sequías y escasez de agua y administrar la compleja relación con Estados Unidos que se augura tensa.
Sheinbaum promete profundizar las reformas sociales de AMLO y gobernar para los más desfavorecidos. ¿Pero cuán leal le será? ¿Podrá imponer su propia agenda? Las respuestas, coinciden analistas, aún son un misterio.
Pese a la política de “Abrazos, no balazos” la cifra de homicidios aún es altísima, y el país registra más de 100.000 desaparecidos.
“El crecimiento ominoso del crimen organizado y los carteles florecientes es el problema más abrumador que Sheinbaum precisará confrontar”, dijo a la AFP Michael Shifter, experto del centro de análisis Diálogo Interamericano.
“Si no puede frenar el deterioro dramático de la situación de seguridad de México, será cada vez más difícil cumplir con su agenda de políticas sociales y económicas”, estimó.
La presidenta electa promete erradicar la impunidad, y como AMLO, enfocarse en las causas de la violencia mediante la ampliación de programas para jóvenes, el refuerzo de la guardia nacional, más inteligencia policial y cooperación entre instituciones a cargo de la seguridad.
Sheinbaum hereda un déficit fiscal de casi 6%, el mayor en un cuarto de siglo pese a las políticas de austeridad de AMLO. En el último sexenio, el país apenas creció 0,8% en promedio.
“El reto más importante para la siguiente administración será corregir el elevado déficit fiscal”, sostiene Víctor Ceja, economista en jefe de Valmex.
La presidenta electa necesita engrosar las arcas del Estado para financiar las ayudas directas que actualmente reciben 25 millones de mexicanos jóvenes, adultos mayores y discapacitados y llevar a cabo otras reformas.
“Precisa gastar dinero en muchas cosas, y no hay dinero. La infraestructura es obsoleta. La electricidad es un problema. (La estatal petrolera) Pemex es un problema”, resume Pamela Starr, experta en México de la Universidad del Sur de California.
Sheinbaum apuesta al “nearshoring”, la transferencia de una parte de la producción de empresas extranjeras al norte de México, para atraer inversiones.
Pero Carlos Ramírez, de la consultora de riesgo Integralia, advierte que “el nearshoring no es la gran tabla de salvación de México” y que su eventual éxito depende de mejorar la seguridad y la infraestructura, el suministro de agua y energía.
“Falta una reforma fiscal que aumente la recaudación (...) El status quo es insostenible”, estima.
El agua, cuya disponibilidad ha caído 68% per cápita desde 1960, se convirtió en un tema clave de la campaña en medio de una ola de calor, temperaturas récord y una sequía que afecta a represas hidroeléctricas.