La anécdota humorística que 31 años después sigue contándose, es la siguiente: El 2 de febrero de 1989, el caudillo colorado Mario Abdo Benítez, secretario privado del general Alfredo Stroessner y padre del actual presidente de la República, Mario Abdo Benítez, viajó a la entonces Ciudad Presidente Stroessner (hoy Ciudad del Este) para participar de los actos por el aniversario de fundación, en compañía de otros políticos del régimen.
La versión asegura que don Mario (como era conocido) cruzó a cenar a la ciudad brasileña de Foz de Yguazú, cuando recibió la noticia de que el general Andrés Rodríguez iniciaba un golpe militar para derrocar a Stroessner, el Golpe del 89.
El relato sostiene que se levantó de la mesa y pidió ser trasladado rápidamente al lado paraguayo, a pesar de que sus acompañantes insistían en que permanezca en territorio brasileño, donde estaría a resguardo. Don Mario no quiso escuchar razones: “Tengo que seguir la indicación del general Stroessner”, habría dicho.
Apenas cruzó el puente, fue presuntamente arrestado por los militares, junto a otros jerarcas stronistas. Según esta versión humorística, cuando le preguntaron por qué había regresado al Paraguay, ya que en Brasil estaba a salvo, Mario Abdo habría respondido: “El general Stroessner siempre me dijo: Si escuchás que hay un golpe, cruzá inmediatamente la frontera, para salvarte... y eso hice”.
La verdad
¿Cuánto hay de cierto o de leyenda urbana en esta historia? Tratándose de Abdo Benítez, sobre quien se tejieron muchas historias humorísticas, era difícil saberlo.
Los “chistes de don Mario” fueron muy populares durante la dictadura, creados como una forma de venganza de la gente común contra los abusos del régimen.
El periodista Rolando Ávalos fue testigo de lo que realmente ocurrió en la noche del 2 y 3 de febrero de 1989, en que Abdo Benítez estuvo efectivamente en Ciudad Stroessner y acabó detenido.
El comunicador asegura que la popular anécdota sobre don Mario no es exacta, ya que no cruzó al Brasil, aunque le sugirieron que lo haga, pero revela que su arresto sí tuvo varios detalles pintorescos, que parecen sacados de una comedia política costumbrista.
“No está en mi ánimo desmitificar la generalizada versión de que Stroessner había ordenado a Mario Abdo Benítez de que, en caso de un golpe de Estado cruzara de inmediato la frontera para ponerse a salvo, y que como él se encontraba en Foz de Yguazú, cruzó la frontera... pero hacia territorio paraguayo”, ironiza.
Ávalos era director artístico de ZP 16 Radio Presidente Stroessner y además secretario de la Junta Municipal. Recuerda que el clima político estaba enrarecido por la división entre los colorados militantes stronistas, grupo que lideraba Abdo Benítez, y los llamados tradicionalistas, conducidos por Juan Ramón Chávez y Luis María Argaña.
La cena frustrada
A las 15.30 del 2 de febrero llegó don Mario en un avión estatal, acompañado por los diputados Ubaldo Centurión Morínigo, Silvio Meza Brítez y el presidente del Banco Nacional de Trabajadores, Eligio Tomás Franco.
“Había sido invitado para presidir la inauguración de varios locales partidarios, como un boicot a la programación oficial de la Municipalidad y al intendente Hugo Martínez Cárdenas, ya abiertamente enfrentado con el presidente de seccional y diputado Juan Eudes Pereira”, recuerda Ávalos. Los dos grupos preparaban celebraciones paralelas.
Cerca de las 18.00, la frecuencia de radio de la policía informó sobre un tiroteo en la casa de Ñata Legal, amante del presidente Stroessner, en Asunción, pero se creyó que fue un intento de robo.
“Totalmente ajenos a los sucesos que comenzaban a alarmar a la población asuncena, los dirigentes políticos se autoconvocaron para una cena en el conocido Doli Bar (en el centro de la ciudad esteña), donde Mario Abdo Benítez fue informado de las confusas versiones que procedían de la capital”, relata Ávalos.
La cena no pudo concretarse, cuando el empresario Israel Iriarte le confirmó que se había desatado un golpe contra Stroessner. Don Mario invitó a sus acompañantes a trasladarse a la residencia que él tenía en Ciudad Stroessner.
“Iriarte traía otra información aún más preocupante: Mario Abdo y sus allegados debían ser detenidos, aunque ignoraba en qué circunstancias, sugiriendo que todos se trasladasen a la vecina ciudad brasileña de Foz de Yguazú, para aguardar el desenlace de los acontecimientos. A pesar de que la mayoría tenía la intención de aceptar la sugerencia, la negativa del dueño de casa fue firme”, narra Rolando Ávalos.
El arresto
La Base Naval del Este, al mando del capitán Amado Rodríguez Gaona, se sumó al golpe liderado por el general Rodríguez.
Rodríguez Gaona decidió capturar a Mario Abdo y a los que lo acompañaban. Integró un equipo comando con veinte cimeforistas, pero no había vehículos a disposición. En una destartalada furgoneta, propiedad del panadero que abastecía a la Base, partieron a cumplir el arresto.
La noticia se filtró y se pidió auxilio al comandante del Batallón de Frontera, un coronel de apellido Domínguez, que seguía fiel a los stronistas. Este dispuso que unos 20 soldados vayan a proteger a Abdo Benítez y a sus acompañantes.
“Rodríguez Gaona y los efectivos navales ya habían rodeado la residencia de Abdo Benítez y se aprestaban a ingresar en ella, cuando llegaron los militares, quienes fueron intimados a viva voz por el experimentado marino, para que se retirasen de inmediato, bajo la amenaza de morir”, relata Ávalos.
Los militares prefirieron replegarse, antes que enfrentar a los marinos. “Pistola en mano, Rodríguez ingresó a la vivienda, ordenando a sus subalternos el apresamiento de todos, principalmente de Abdo Benítez y Juan Eudes Pereira. No opusieron resistencia y acataron de inmediato la orden de salir, para ser llevados a la Base Naval, hasta donde fueron transportados en un minibús de la Itaipú Binacional que pasaba por el lugar”, narra el periodista.
Abdo Benítez, al igual que otros jerarcas del stronismo, permaneció varios años en prisión. Hoy se encuentra retirado de la política. Su hijo, Marito Abdo Benítez, se postula como senador por el Partido Colorado.
Última Hora (Archivo ÚH 2013) quiso obtener el testimonio del exsecretario de Stroessner, pero este prefirió no conceder entrevistas, ni emitir opiniones sobre el golpe de febrero del 89.
La noche de la sublevación militar contra Stroessner, el secretario privado del dictador estaba en la frontera con Brasil. Un testigo revela la verdad sobre uno de los más festejados mitos humorísticos.
LOS CHISTES DE “DON MARIO”
HE AQUÍ ALGUNOS DE LOS POPULARES CHISTES SOBRE EL EXSECRETARIO:
Don Mario es invitado por Stroessner, junto con los demás miembros del Cuatrinomio de oro, a cenar en Mburuvicha Róga.
Transcurre la cena normalmente cuando, de pronto, a Chanchito Montanaro se le resbala el tenedor y cae estrepitosamente al piso.
El ministro trata de hacer una broma para distender la “pelada” y dice:
-Tenedor con “T”... se acuerda de mí... ¡Teresa!
Todos sonríen y la cena sigue.
El un momento, a don Mario se le cae un gran pedazo de zanahoria, que llama la atención de todos.
El secretario privado trata de aplicar la misma fórmula que Montanaro:
-Zanahoria con “S”... se acuerda de mí... ¡Cecilia!
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El general Alfredo Stroessner y don Mario viajan a Venecia, Italia.
Tras un primer recorrido por la ciudad, el general le pregunta a su secretario:
-¿Qué te parece Venecia, Mario?
-Muy linda, mi general. ¡Lástima que vinimos en época de inundación!